viernes, octubre 31, 2008

1201 - 21/10/2008

Queridos amigos: Paz y Bien.
En el día de hoy, siguiendo con las enseñanzas de la Iglesia sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía, continuamos con
el libro sobre: LA SANTA MISA.
Fuente: LA MISA, UNA FIESTA CON JESUS,
tomado de la página webwww.libros católicos.org (con permiso del autor, P. Angel Peña Benito, O.A.R. para copiar sus textos).
Autor: P. Angel Peña Benito, misionero agustino recoleto, con sede en Lima (Perú).
TERCERA PARTE REFLEXIONES - TESTIMONIOS
d) NGUYEN VAN THUAN

Su proceso de beatificación está en marcha. Cuando era obispo de Saigón, en Vietnam, los comunistas lo metieron en la cárcel, donde estuvo 13 años.
Y dice: Nunca podré expresar mi gran alegría al celebrar diariamente la misa con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma de mi mano; ¡Este era mi altar y ésta era mi catedral!
Cada día, al recitar las palabras de la consagración, confirmaba con todo el corazón y con toda el alma, un nuevo pacto de amor, un pacto eterno entre Jesús y yo, mediante su sangre mezclada con la mía. ¡Han sido las misas más hermosas de mi vida!
La Eucaristía se convirtió para mí y para los demás cristianos prisioneros en una presencia escondida y alentadora en medio de todas las dificultades; A las 21:30 había que apagar la luz y todos tenían que irse a dormir. En aquel momento, me encogía en la cama para celebrar la misa de memoria y repartía la comunión, pasando la mano por debajo de la mosquitera.
Incluso fabricamos bolsitas con el papel de los paquetes de los cigarrillos para conservar el Santísimo Sacramento y llevarlo a los demás.
Jesús Eucaristía estaba siempre conmigo en el bolsillo de la camisa; Por la noche, los prisioneros católicos se alternaban en turnos de adoración. Jesús eucarístico ayudaba de un modo inimaginable con su presencia silenciosa.
Muchos cristianos volvían al fervor de la fe. Su testimonio de servicio y amor producía un impacto cada vez mayor en los demás prisioneros. Budistas y otros no cristianos alcanzaban la fe. La fuerza del amor de Jesús era irresistible.
La prisión se convirtió en escuela de catecismo. Los católicos bautizaron s sus compañeros; eran sus padrinos; Así Jesús se convirtió en el verdadero compañero nuestro en el Santísimo Sacramento.
Ojala que, al valorar más la santa misa como una fiesta de encuentro con Jesús, podamos estar dispuestos a cualquier sacrificio para no perder ninguna misa ni comunión ni siquiera los días ordinarios.
Y, cuando no podamos asistir personalmente, hagamos muchas visitas y comuniones espirituales a Jesús Eucaristía y enviemos a nuestro ángel a visitar las iglesias del mundo y adorar en nuestro nombre a Jesús Sacramentado. Amén.
Un saludo cordial en Jesús Eucaristía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.

No hay comentarios.: