miércoles, octubre 29, 2008

038 - 2. Hombre Intelectual

Políglota: habla griego, hebreo
Cuando ya iba a ser metido en la fortaleza, Pablo dijo al tribuno, – ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo, – ¿Sabes griego? […] Como él se lo permitió, Pablo, de pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Hecho un profundo silencio, comenzó a hablar en hebreo diciendo… (He 21,37.40).

Las muchas letras:
Mientras él decía estas cosas en su defensa, Festo le dijo a gran voz, –¡Estás loco, Pablo! ¡Las muchas letras te vuelven loco! (He 26,24).

Libros:
Trae, cuando vengas, el manto que dejé en Troas en casa de Carpo, y los rollos, especialmente los pergaminos (2Tim 4,13).

Conoce muy bien el Antiguo Testamento:
Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: «El justo vivirá por la fe»
[2] (Rom 1,17).
Dice la Escritura: «el nombre de Dios, por vuestra causa, es blasfemado entre los gentiles»
[3] (Rom 2,24).
Como dice la Escritura: «Te he constituido padre de muchas naciones»
[4] (Rom 3,4).

El hombre culto, conoce muy bien a los autores profanos, y los cita:
– a Epiménides de Creta: porque «en él vivimos, nos movemos y somos» (He 17,28).
– Y a Arato de Solori, en el Himno a Zeus: Como también han dicho algunos de vuestros poetas, «porque también somos linaje de él» (He 17,28).

El escritor: catorce cartas

El teólogo:
¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos! (Rom 11,33).

El moralista:
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Digo, pues, a cada uno de vosotros, por la gracia que me ha sido dada, que nadie tenga más alto concepto de sí que el que deba tener; más bien, que piense con sensatez, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno (Rom 12,1ss).
Más bien, quisiera que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don procedente de Dios, uno de cierta manera, y otro de otra manera (1Cor 7,7).

El apologeta:
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no os pongáis otra vez bajo el yugo de la esclavitud (Gal 5,1).
[2] Cf. Hab 2,4.
[3] Cf. Is 52,5.
[4] Cf. Gen 17,5.

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