miércoles, octubre 29, 2008

040 - 4. Hombre Pastor

– El sacerdote de raza:
Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío». Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío». Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. (1Co 11,23–26).

Sacrificado:
Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre (He 9,16).
…fortaleciendo el ánimo de los discípulos y exhortándoles a perseverar fieles en la fe. Les decían, "Es preciso que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (He 14,22).
También todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos (2Tim 3,12).

Tribulaciones que son su gloria:
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia (Rom 5,3).
Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable (2Cor 4,17).
Tengo mucha confianza en vosotros; mucho me glorío en vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción (2Cor 7,4).

El apóstol:
Sin embargo, de muy buena gana gastaré yo de lo mío, y me desgastaré a mí mismo por vuestras almas. Si os amo más, ¿seré amado menos? (2Cor 12,15).
Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio! (1Cor 9,16).
Y así nosotros, como colaboradores, os exhortamos también que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque dice: «En tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí». ¡He aquí ahora el tiempo más favorable! ¡He aquí ahora el día de salvación! No damos a nadie ocasión de tropiezo en nada, para que nuestro ministerio no sea desacreditado (2Cor 6,1).
Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos (2Cor 4,7).
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y completo en mi propia carne lo que falta de las tribulaciones de Cristo a favor de su cuerpo, que es la iglesia (Col 1,24).

Exorcista:
Dios hacía milagros extraordinarios por medio de las manos de Pablo; de tal manera que hasta llevaban pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo para ponerlos sobre los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían de ellos (He 19,11).

El viajero incansable: tres viajes misionales; cinco visitas a Jerusalén.

El misionero:

Las ciudades recorridas, las comunidades fundadas, los sermones de misión: «Aquí viene bien una palabra sobre el método exterior de misión de Pablo. Aunque no tenía preparado de antemano un mapa de misión, con todo no se puede creer que hubiese procedido sin plan. Dos miras determinan muchas veces su camino. Pablo sigue comúnmente el surco que había hecho la emigración judía desde largo tiempo. Los judíos helenizados de la diáspora habían cubierto el Imperio romano de una red de sinagogas. Además, Pablo eligió sitios donde, al mismo tiempo, podía ejercer su oficio de tejedor. Esto requería bastante tiempo, pero con ello tuvo ocasión de conocer mejor a la gente y conservar la independencia económica, aunque defendía el principio evangélico de que el predicador de la fe tiene derecho a vivir también del Evangelio. Pero está orgulloso de poder decir que ningún gasto ocasionaba a la comunidad. Así pensaba también Bernabé. Este método imprime a la vida de misión de Pablo cierta regularidad y uniformidad: llega a una ciudad, va al barrio de los judíos, busca y halla un taller donde, conforme a la costumbre oriental, es admitido en la comunidad de familia, y comienza inmediatamente el trabajo en el telar»[9].

Predicador:
Por esta razón, nosotros también damos gracias a Dios sin cesar; porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de parte nuestra, la aceptasteis, no como palabra de hombres, sino como lo que es de veras, la palabra de Dios quien obra en vosotros los que creéis (1Tes 2,13).
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (Rom 10,14).
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía dentro de él al ver que la ciudad estaba entregada a la idolatría (He 17,16).

Fundador de comunidades
De Galacia, de Corinto...

No blandengue:
¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? (Rom 2,4).

Militante:
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2Cor 10,3).
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo (Ef 6,11).
Siendo que vuestra muerte con Cristo os separó de los principios elementales del mundo, ¿por qué, como si aún vivieseis en el mundo, os sometéis a ordenanzas…? (Col 2,20).
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Considerad, pues, al que soportó tanta hostilidad de pecadores contra sí mismo, para que no decaiga vuestro ánimo ni desmayéis (Heb 12,1ss).

El perseguido:
Otra vez digo, que nadie me tome por loco. Pero si no, recibidme aunque sea como a loco, para que me gloríe siquiera un poquito. Lo que ahora digo, no lo digo según el Señor, sino como en locura, con esta base de jactancia. Ya que muchos se jactan según la carne, también yo me jactaré (2Cor 11,16).

El preso de Cristo:

Dos prisiones romanas. Por eso yo, prisionero en el Señor, os exhorto a que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados (Ef 4,1).

El obispo…

Aprovechemos en este su año conmemorativo, a conocerlo más, para imitarlo mejor. ¡Es un grande!
[9] J. Holzner, San Pablo, 114.

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