Queridos amigos: Paz y Bien.
Hoy, siguiendo con las enseñanzas de la Iglesia sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía, comenzamos con el libro:
LA SANTA MISA.
Fuente: LA MISA, UNA FIESTA CON JESUS.
Autor: P. Angel Peña Benito, misionero agustino recoleto, con sede en Lima (Perú).
PRIMERA PARTE:
Tema: LA MISA.
En esta primera parte, queremos hacer unas reflexiones sobre lo que es la misa y la importancia de la misa dominical en la vida de cada cristiano. Igualmente, la comunión es sumamente importante, pues la misa sin comunión quedaría incompleta.
EL DOMINGO
Es un día de fiesta y de alegría para el cristiano. Es un día de descanso, un día para estar con la familia, y para orar y dar gracias a Dios, ayudando a los hermanos. En este día de descanso, la familia y Dios deben estar unidos: descansar para estar en familia y para ir juntos a celebrar 1a alegría de la resurrección de Jesús a la misa dominical. Por eso, hay que hacer del domingo, día del Señor, el día grande de los cristianos. Un cristiano sin la misa del domingo no puede ser un buen cristiano. El domingo no hay que confundirlo con un día de descanso y diversión. Y los que no pueden asistir por trabajo o enfermedad o cualquier causa grave, pueden oír misa por radio o televisión.También es importante anotar que el domingo, además de ser un día para la familia, debe ser día de fraternidad, pensando en los hermanos más necesitados. Decía el Papa Juan Pablo II: ¿Por qué no dar al día del Señor una mayor insistencia en el compartir, poniendo en juego toda la creatividad de que es capaz la caridad cristiana? Por ejemplo, invitar a comer a alguna persona sola, visitar enfermos, proporcionar comida a alguna familia necesitada, dedicar alguna hora a iniciativas concretas de voluntariado y de solidaridad. Éstas serían, ciertamente, algunas maneras de llevar a la vida la caridad de Cristo, recibida en la mesaeucarística (Dies Domini, 72).
Jesús nos invita a su fiesta cada domingo, nos invita a su cena, a la cena del Señor, que es la Eucaristía. Por ello, nos dice: He aquí que estoy a la puerta y llamo.
Si alguno me abre, entraré a él y cenaré con él y él conmigo (Apocalipsis 3, 20) ¿Le diremos que estamos demasiado ocupados o que tenemos cosas más importantes que Él?
En la Didascalia, escrito del siglo III, se dice: Dejad todo el día del Señor y corred con diligencia a vuestras asambleas.
¿Qué disculpa tendrán ante Dios aquellos que no se reúnen en el día del Señor para escuchar la palabra de vida y nutrirse con el alimento divino, que es eterno?
En el código canónico se nos dice que el domingo y las demás fiestas de precepto, los fieles tienen obligación de participar en la misa (Catecismo. 1247).
Esta ley se ha entendido normalmente como una obligación grave: es lo que enseña también el Catecismo de la Iglesia católica (Dies Domini, 47)
También la Iglesia recomienda a los fieles comulgar, cuando participan en la misa, con la condición de que estén con las debidas disposiciones y no sean conscientes de estar en pecado grave.
En este caso, deben primero recibir el perdón de Dios mediante la confesión (Dies Domini, 44). (Continuará).
Un saludo cordial en Jesús Eucaristía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.
domingo, septiembre 28, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario