Mensaje Espiritual
Viernes, 25 de enero de 2008
La Conversión de San Pablo
Hechos 22, 3-16 / Marcos 16, 15-18
Salmo responsorial Sal 116, 1. 2
R/. "Vayan por todo el mundo, anuncien el Evangelio”
Santoral:
La Conversión de San Pablo, Apóstol
Un mensaje especial
Bucear por lo más profundo de nosotros
es duro y costoso, pero es algo que nos da vida
y ofrece vida a los que nos rodean.
Con frecuencia preferimos permanecer de espaldas
a nuestra realidad, a nuestra historia, sin darnos cuenta
que en nuestro pasado se asientan las bases
de lo que hoy hemos llegado a ser.
Si rebobinamos la película de nuestra vida
puede que encontremos cosas que no nos gustan,
cosas que nos han hecho daño sin apenas darnos cuenta,
pero también encontraremos cosas maravillosas que,
al visualizarlas, nos harán sentir el gran amor de Dios Padre.
Cuando venimos al mundo Dios pone en nuestras manos
un gran tesoro que debemos cuidar y mimar.
En el trayecto de la misma ese tesoro a veces se esconde,
desaparece de repente sin preguntarnos siquiera
si queremos esconderlo. Somos fruto de lo que somos
y de lo que nos rodea, pero el "tesoro" está ahí.
Me pregunto cuáles son los tesoros de mi vida,
en que momentos ese tesoro se ha perdido de mi vista
y ha dado paso al dolor y a la sinrazón.
Cuando contemplamos el firmamento estrellado
sentimos con melancolía la grandeza de Dios
expresada también en la naturaleza,
en aquello que no alcanzamos.
¿Por qué no preguntarnos sobre la grandeza
que albergamos dentro de nosotros mismos?
¿sobre la grandeza que aportamos a los demás?
Creo que la amistad es un cauce de expresión
de lo que soy con el otro y de lo que el otro es conmigo,
un regalo que Dios pone en nuestras manos y que,
con cariño y ternura, acogemos en nuestra vida.
Busquemos juntos amigo mío, busquemos ese regalo
de Dios que habita en tu interior. Yo, de puntillas
y sintiendo lo sagrado que hay en ti lo viviré contigo siempre.
Sentiré el paso de tu historia, de tu herida, de tu gozo.
Profundicemos sobre lo que eres, sobre lo que soy
y me haces ser. Unidos siempre como hermanos
de un mismo Padre, unidos con los lazos del amor y la amistad.
Ayúdame a "ser contigo", ayúdame a sentirme libre
y con total confianza para poder darte lo mejor que soy,
lo mejor que tengo.
Desde mi pequeñez y debilidad te ofrezco lo que soy tal cual soy.
Hazme partícipe de tu búsqueda, de tu dolor... no cierres puertas
al amor, abre rendijas de esperanza y redención.
Vivo en ti, vives en mí. Dios en el centro.
Mi "Mensaje especial" es un mensaje de apertura y entrega,
de aceptación y sinceridad.
Con el corazón abierto te invito a seguir escribiendo
el libro de nuestra vida.
"Cada atardecer volvemos una página más de nuestra vida,
tal y como haya quedado, ponla en manos del Padre
y vuelve a empezar al día siguiente"
domingo, enero 27, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario