domingo, enero 27, 2008

MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO

Cielo

Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para que no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí (Juan 18, 36).

No temáis, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el Reino (Lucas 12, 32).

En casa de mi Padre hay muchas moradas (Juan 14, 2).

Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo (Juan 15, 11).

Siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco y te constituiré sobre lo mucho: entra en el gozo de tu Señor (Mateo 25, 21).

En verdad, en verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lucas 23, 43).

Es semejante el Reino de los Cielos a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras dormían los hombres, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.Cuando brotó la hierba y echó espiga, entonces apareció también la cizaña. Los siervos del amo acudieron a decirle: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Como es que tiene cizaña? Él les dijo: Algún enemigo lo hizo.Le respondieron los siervos: ¿Quieres que vayamos y la arranquemos? Pero él respondió: No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquéis junto con ella el trigo. Dejad que crezcan ambas hasta la siega y al tiempo de la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla; el trigo, en cambio, almacenadlo en mi granero (Mateo 13, 24-30).El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno. El enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles.Del mismo modo que se reúne la cizaña y se quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles y apartarán de su Reino todos los que causan escándalo y obran la maldad, y los arrojarán en el Horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga (Mateo 13, 37-43).

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