Es difícil defender lo indefendible. En su visita a África, la región más afectada por la epidemia del VIH/sida, el Papa Benedicto XVI se manifestó en contra del uso del preservativo, con la justificación de que su distribución -en lugar de resolver- agrava la problemática del VIH/sida. Es difícil amparar estos dichos siendo católica practicante y, mucho más, siendo médica.
Afortunadamente ésta no es la única voz de la Iglesia, ya que son muchos los sacerdotes que se acercan a las comunidades más desfavorecidas. Y no agravan la problemática del VIH/sida. Al contrario, ayudan a muchas personas a acceder a la prevención y a la información. Está clara y es válida la actitud de quienes, por sus creencias religiosas o convicciones personales, defienden la abstinencia y no mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Pero como sociedad y como cristianos debemos respetar a quienes no eligen los mismos comportamientos, aceptar las diferencias, brindarles información y acercarles herramientas de prevención útiles. Pero para ello es necesario aceptar que el preservativo es un método efectivo para evitar la transmisión sexual del VIH, la única barrera mecánica que detiene la entrada del virus del sida en el cuerpo humano.
Cada tanto aparecen voces que ponen esto en duda en función de supuestas porosidades del látex. Esto es incorrecto: negar la efectividad del preservativo no es ético y es científicamente falso.
Sin embargo, Joseph Ratzinger la negó. Y lo hizo en África, la región en la que mueren diariamente 6.500 personas a causa del sida y en la que la epidemia es unas de las principales causas de mortalidad. De un total de 33 millones de personas con VIH en el mundo, más de 22.5 millones viven en África Subsahariana, la región más castigada.
¿Quiénes son los que se infectan? Los más pobres, los más jóvenes, las mujeres. ¿Cómo se infectan? La principal vía de infección son las relaciones sexuales sin protección. Por supuesto, la abstinencia y la fidelidad sirven, pero cada cual debe ser libre de elegir cuándo, cómo y con quién quiere tener sexo, y hacerlo con la tranquilidad de contar con el acceso a la información y a las herramientas para prevenir el VIH/sida y otras enfermedades de transmisión sexual.
También hay que tener en cuenta un tema muchas veces olvidado por posturas como las de Ratzinger: el derecho a la sexualidad de las personas que viven con el virus, incluyendo a los niños que nacieron con VIH.
Los dichos de Ratzinger son indefendibles. Y nada tienen que ver con los valores que la Iglesia predica y que, como médica católica, seguiré practicando: el amor y el respeto por el ser humano.
Clarin 25/3/2009
Pregunta sobre el Sida y respuesta del Papa durante la conferencia de prensa en el vuelo a Camerún (17.3.09).
Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?
Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen.
YAUNDÉ, miércoles, 18 marzo 2009 (
ZENIT.org).- El portavoz de la Santa Sede ha comentado las palabras de Benedicto XVI sobre la lucha contra el sida, aclarando que para la Iglesia
la prioridad es la educación, la investigación y la asistencia humana y espiritual,
y no la opción exclusiva por la difusión de preservativos.
La aclaración del director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi S.I., publicó en la tarde de este miércoles desde Yaundé un comunicado en respuesta a las interpretaciones de medios de comunicación e incluso representantes gubernamentales a la respuesta que el Papa dio este martes a los periodistas en el viaje de Roma a Camerún.
Un editorial de portada, publicado por el director de "L'Osservatore Romano", Giovanni Maria Vian, constata que algunos medios de comunicación han reducido el mensaje del Papa sobre el sida "a un solo aspecto --además, sacado de contexto en clave polémica--, es decir, el de los métodos para afrontar la difusión del sida".
Basados en una versión parcial que los medios informativos ofrecieron en este martes de las palabras del Papa en su referencia al sida y el preservativo, representantes de instituciones y gobiernos han lanzado duras acusaciones.
Por ejemplo, el director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, Michel Kazatchkine, expresó su "profunda indignación" y pidió al Papa que retire sus afirmaciones, considerándolas "inaceptables", pues representan "una negación de la epidemia".
Exponentes de los gobiernos de Francia y Bélgica también han atacado con violencia al Santo Padre.
El padre Lombardi ha precisado en su declaración "que el Santo Padre ha confirmado las posiciones de la Iglesia católica y las líneas esenciales de su compromiso para combatir el terrible flagelo del sida".
El portavoz ha explicado que las tres áreas de acción en la lucha contra el sida expuestas por Benedicto XVI.
En primer lugar, "la educación en la responsabilidad de las personas en el uso de la sexualidad y con la reafirmación del papel esencial del matrimonio y la familia".
En segundo lugar, "la investigación y la aplicación de tratamientos eficaces para el sida y al ponerlos a disposición al mayor número de enfermos a través de muchas iniciativas e instituciones sanitarias".
En tercer lugar, "con la asistencia humana y espiritual de los enfermos de sida, así como de todos los que sufren, que desde siempre están en el corazón de la Iglesia".
"Estas son las direcciones en las que la Iglesia concentra su compromiso, considerando que buscar esencialmente en una más amplia difusión de preservativos no constituye en realidad el mejor camino, el de más amplias miras, ni el más eficaz para afrontar el flagelo del sida y tutelar la vida humana", concluyó el padre Lombardi.
Pax
![Divina Misericordia]()
Lo que dice y lo que no dice la Iglesia sobre el preservativo
BARCELONA, miércoles 18 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Al leer los periódicos da la impresión de que la Iglesia dice que, si una persona va a tener relaciones con una prostituta, no debe utilizar el preservativo, reconoce el presidente de la asociación de los médicos católicos del mundo.
José María Simón Castellví ilustra con este ejemplo la superficialidad con que algunos medios de comunicación han informado sobre las palabras que Benedicto XVI pronunció este martes abordo del avión que le llevaba a Camerún, cuando aclaró que el preservativo no es la solución al sida.
Sin embargo, los medios e incluso algunos representantes políticos han acusado a la Iglesia de promover en África el sida. Obviamente, aclara el médico, la Iglesia no está diciendo que se pueden mantener todo tipo de relaciones sexuales promiscuas, a condición de no utilizar el preservativo.
El doctor Simón explica que para entender lo que dice la Iglesia sobre el preservativo es necesario comprender qué es el amor, como explicó el mismo Papa a los periodistas, a pesar de que ese pasaje de su conversación fue censurado por la mayor parte de los medios de comunicación (Cf. Declaraciones del Papa a los periodistas presentes en el vuelo a Camerún). "El preservativo es una barrera, pero una barrera con límites que muchas veces se franquean. Especialmente en jóvenes puede ser contraproducente desde el punto de vista de la transmisión vírica", añade.
"Los médicos católicos estamos a favor del conocimiento científico --aclara--. No decimos las cosas sólo por carga ideológica. De la misma manera que admitimos que un adulterio de pensamiento no transmite ningún virus pero es algo malo, debemos decir que los preservativos tienen sus peligros. Barreras limitadas".
El doctor ilustra la posición de la Iglesia poniendo un caso histórico, recogido por medios informativos.
En Yaundé, Camerún, en 1993, se celebró la VII Reunión Internacional sobre el Sida con expertos médicos y sanitarios. Fue una reunión en la que participaban unos trescientos congresistas y, se distribuyó al final, un cuestionario para que se indicase, entre otras cosas, si se había tenido relaciones sexuales durante los tres días que duró la reunión con personas que no fuesen pareja estable.
De los encuestados, el 28% contestó que sí, y de éstos, una tercera parte dijo que no había tomado "precaución" alguna para evitar contagios.
"Si esto ocurre entre personas 'concienciadas', ¿qué ocurrirá entre la gente normal?", se pregunta.
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