martes, septiembre 09, 2008

1159 - 09/09/2008

Queridos amigos: Paz y Bien.
Continuamos con otro tema, sacado de:
Fuente: www.proyectovocacional.com
Tema: TESTIMONIOS (Continuación)

La visita a Jesús sacramentado es como el acercamiento a la cálida luz del sol en un día de invierno, como el beber agua en una tarde calurosa de verano, como el contemplar una hermosa flor cuando estamos tristes. Jesús desde el sagrario nos alegra y nos llena de su paz.
¡Cuánta fuerza de evangelización tiene el poder irradiante de Jesús sacramentado! ¡Cuánto poder tiene el apostolado de la adoración! ¡Cuántos ancianos y enfermos podrían dedicarse a este apostolado tan eficaz, empleando así mucho de su tiempo libre! Para Charles de Foucauld, en el desierto, sólo el hecho de tener el sagrario era ya, una manera de evangelizar, pues la presencia poderosa de Jesús Eucaristía llegaba, de alguna manera, a todos los que lo rodeaban. Pienso también ahora en los conventos que tienen la adoración perpetua y en tantas religiosas viejecitas, que se pasan horas y horas ante Jesús sacramentado. ¡Cuánta fuerza de apostolado tienen estos conventos y estas personas por muy ancianas o inútiles que parezcan a los ojos del mundo!
Monseñor Josefino nos dice: En una ocasión, estaba predicando en una parroquia, cuando aparecieron tres hombres que habían recorrido varios kilómetros para que uno de ellos se confesara. Los tres eran amigos y tenían el mismo horario de adoración. El que quería confesarse, después de cuarenta años de estar alejado de Dios, lo hacía, porque, al haber comenzado su hora de adoración, había sentido la necesidad de reconciliarse con Dios. Era un fruto de la adoración.
En un barrio muy pobre de Buenos Aires, se estableció una capilla de adoración perpetua en un pequeño oratorio en la esquina de Lagos García y Gifford. Hasta ahora han podido cumplir sus horas de adoración a pesar de las inundaciones, de los cortes de luz, de la inseguridad... Jesús les da fuerza y amor para cumplir su compromiso.
Hay adoradores pobres, que vienen sin comer y, lo que es peor, sin saber qué van a comer sus hijos. Muchos vienen sin dinero para el colectivo, pero vienen. No sabemos qué le cuentan a Jesús o qué les dice Jesús a ellos. A veces, durante la adoración o antes de que se termine el día, por un camino insólito, llega a su casa, ropa o una noticia de promesa de trabajo. Otros días no hay nada, pero tienen paz en su corazón... Desde cualquier casa del barrio, sabemos dónde está el Santísimo expuesto y allí se va su pensamiento y su corazón, cuando se presenta algún dolor, una emergencia o un problema especial. El corazón vuela a la capilla de adoración perpetua, porque allí está Jesús. (Continuará).
Un saludo cordial en Jesús Eucaristía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.

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