jueves, agosto 07, 2008

1115 - 27/07/2008

Queridos amigos: Paz y Bien.
Hoy continuamos con la QUINTA PARTE: HACIA LA SANTIDAD.
Fuente: LA MARAVILLA DE SER HIJO DE DIOS.
Autor: Padre Ángel Peña Benito, misionero agustino recoleto.
Tema: ABANDONO EN LAS MANOS DE DIOS.

Si Dios es tu Padre, puedes abandonarte confiadamente en Él. Abandónate como Abraham, a quien Dios dijo: "Sal de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre y vete a la tierra que yo te mostraré" (Génesis 12, 1). Y Abraham dejó todas sus seguridades humanas y se lanzó a una aventura desconocida, solamente confiando en Dios. Y Dios lo bendijo, dándole una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo o las arenas de las playas del mar. Si obedeces a Dios y sigues su voluntad, no quedarás defraudado y Él llenará todas tus esperanzas. Él tiene sobre ti unos planes, que jamás hubieras podido imaginar. "Él es poderoso para darnos en abundancia mucho más de lo que podemos pedir o imaginar" (Carta a los Efesios 3, 20). Decía el san Josemaría Escribá de Balaguer: "Os aseguro que, si confiáis en su Providencia, si os abandonáis totalmente en sus brazos omnipotentes, nunca os faltarán los medios necesarios. Y gozaréis de una alegría y una paz que la posesión de todos los bienes de la tierra no os puede dar" (Amigos de Dios). Él te dice: "Yo nunca te dejaré ni te abandonaré" (Josué 1, 5; Hebreos 13, 5). Por eso, puedes confiar tranquilo como aquel niño que, en medio de una gran tempestad en medio del mar, jugaba tranquilo y, cuando le preguntaron:- ¿No tienes miedo?- No, respondió, mi padre es el capitán.Ten esa confianza del niño, como Sta. Teresita del Niño Jesús, que decía: "Mi camino es el de la confianza y el amor... Este camino es el abandono del niñito, que se duerme sin miedo en los brazos de su padre" (MB1). Y decía: "El abandono es el fruto delicioso del amor" (Poesía 42). El abandono y la confianza amorosa y sin límites en nuestro Padre Dios son las dos alas para llegar hasta Él sin peligro, son como los dos brazos del niño pequeño que abraza a su Padre con amor y sin temor. (Continuará).
Un saludo cordial en los Corazones de Jesús y María.
José Luis Elizalde Esparza.

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