
Aunque el dolor tu alma atenace,
Aunque la desilusión te haga quebrar,
Aunque el precipicio a tu alma asome,
No dejes nunca en el Señor de confiar.
Aunque la indiferencia por quienes amas duela,
Aunque el cansancio te invada y sientas su pesar,
Aunque las lágrimas en tus pupilas se agolpen,
A Jesús aférrate como el pez al mar.
Y aunque la tristeza nefasta abrume tus horas,
Y la alegría en segundos se quiera esfumar,
Aunque el dolor más duro en tu corazón se instale,
Piensa en Cristo; Su Amor infinito te ha de consolar.
AYUDAME, SEÑOR...
Ayúdame Señor, que mis fuerzas flaquean,
Ayúdame, Tú que tanto conoces mi pesar,
Ayúdame a no perder nunca la sonrisa
Y a regalar siempre alegría a los demás.
Ayúdame Señor, a perdonar a quien me hiere,
Y a olvidar las injusticias que hacen mal,
Ayúdame a mitigar el dolor del que sufre
Y a extender mi mano con dulzura y mucha paz.
Ayúdame Señor, a no pecar preparando el camino
Que a Ti me lleve en poco tiempo más,
Y a sembrar el sendero que hacia Ti hoy transito
Con semillas de amor, de fe y de humildad.
(no conozco el nombre del autor de estas oraciones)
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