jueves, mayo 01, 2008

Donde se enterró tu corazón

No dejes que decidan tu vida...
¡No sigas ciegamente a los demás!
No a todos les sirve lo mismo...
Lo que encaja en una vida, desencaja en otra...
A unos les sobra lo que a otros les falta...

Cada persona tiene su apetencia para vivir,
y sus metas con qué soñar.
Y las tuyas, no pueden suplirse con las de nadie...
Ni las de nadie cumplir el cometido de las tuyas.

La vida es una ciencia donde siempre
se está creciendo y se está madurando...
Aunque nunca lleguemos a su total culminación.

Sé agente libre de tu propia vida...
La libertad no es un monstruo...
es un medidor de tu voluntad y tu carácter...
Lo que te deja respirar a tu anchas...
Lo que te deja abrir alas y salir a volar.

Cree en ti mismo, sin esperar
la aprobación de todos para poder decidir...
¡Porque la inseguridad es capaz
de hundir los mejores propósitos!
Acostúmbrate a vivir equilibrado...
porque los excesos casi siempre
arruinan la felicidad.

Te sentirás afianzado y seguro,
cuando tengas firmezas en tus creencias...
seguridad en tus decisiones...
y aplomo en tu acción...

Cuando tengas la frente de un pensador...
el pecho de un luchador... ¡y la mirada de un niño!

Porque el ideal no baja a tus manos...
tienes tú que ir a buscarlo en la cumbre.

Porque la vida no tira rosas a tu paso...
tienes que cortarlas en el huerto
que has cultivado.

Porque la tierra no regala los frutos...
¡Caen del árbol donde se enterró tú corazón!

Zenaida Bacardí de Argamasilla

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