
Queridos amigos: Paz y Bien
Hoy celebra la Iglesia,
en el último día del Mes de las Flores dedicado a María,
la VISITACION DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA SANTA ISABEL.
En este día recibimos, hace más de dos mil años,
la mejor oracion de Acción de Gracias,
dicha por la Virgen María, la Esclava del Señor.
¡Dichosa tú, porque has creído! le dirá Isabel.
Con esta palabra nos dice que hagamos de la fe
nuestro primer cimiento para seguir edificando
la esperanza y la caridad y con ellas, agradar al Dios, Trino y Uno.
Continuamos con nuestro tema de ayer: VERDAD Y LIBERTAD.
Fuente: LA MARIVILLA DE SER HIJO DE DIOS.
Autor: Padre Ángel Peña Benito, misionero agustino
recoleto, con sede en Lima (Perú)
Tema: VERDAD Y LIBERTAD (final)
Por eso, Dios ha puesto en nuestros corazones la ley natural que Él mismo ha escrito en nuestra naturaleza y que a través de nuestra conciencia, nos dice lo que nos conviene para nuestra realización personal. Y esto es lo mismo para todos los seres humanos. Podemos decir que la ley natural es la voz de Dios, que llega a nosotros a través del entendimiento o de la conciencia. Esta ley natural es la base y fundamento de la Moral y de los derechos humanos fundamentales para todos los hombres, aunque la conciencia o conocimiento de esta ley natural pueda ser mal interpretada en algunos, por efecto de sus pecados, cultura o educación."La conciencia es el sagrario del hombre en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de sí mismo... En lo profundo de su conciencia, el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, pero que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándolo siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal: haz esto, evita aquello. En obedecer esta ley escrita por Dios en su corazón está su dignidad humana y según ella será juzgado" (GS 16). "La dignidad humana exige que el hombre actúe según su conciencia" (Gaudium et Spes 17).Hay, pues, que buscar con ahínco la verdad y el bien en nuestra vida. Dios nos habla a través de nuestra conciencia. Sus mandamientos no son órdenes caprichosas, sino señales para que no equivoquemos el camino. ¿Qué diríamos de aquel hombre que se dijera a sí mismo al ir por la carretera: yo no obedezco las señales de tráfico? ¿Quién ha puesto estas señales aquí? ¿Por qué voy a tener que obedecer a un desconocido? ¿Por qué no puedo ir a la izquierda, cuando la señal indica ir por la derecha? Si así piensa y actúa y va a la izquierda, probablemente caerá en el barranco y se matará. Eso les pasa a los hombres que no quieren escuchar la voz de su Padre de Dios a través de su conciencia y quieren seguir sus propias ideas. Hombres que todo lo discuten y creen que sus ideas son las mejores. Son los soberbios, que no aceptan imposiciones de nadie y se creen más sabios que el mismo Dios. Por eso, seamos razonables y responsables para ser libres de verdad. Solamente la verdad, que D ios nos enseña, nos dará la verdadera libertad, para llegar a ser hombres auténticos, plenamente humanos, llenos de luz y de amor.
Un saludo cordial en el Cuerpo y Sangre de Cristo y en el Corazón Inmaculado de María.
José Luis Elizalde Esparza
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