sábado, mayo 31, 2008

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Queridos amigos: Paz y Bien.

Hoy, día de la Festividad del SAGRADO CORAZON DE JESUS,

queremos unirnos a todas las oraciones que se eleven al cielo,

en REPARACION de todos los pecados

de la HUMANIDAD contra el AMOR INFINITO de Jesús,

especialmente los que se cometen contra los Sagrarios,

donde Él se encuentra realmente con su Cuerpo y Sangre,

Alma y Divinidad,

así como en REPARACION de

todos los SACRILEGIOS y PROFANACIONES

que contra Él se cometen en el mundo entero.

Sólo de esta manera lograremos que JESUS REINE

en los corazones de todos los hombres.

Así mismo, le rogamos infunda en los corazones de los niños,

adolescentes, jóvenes y adultos el deseo de

seguirle en la vocación laical, religiosa o sacerdotal.

Pero... ¡con una santidad heroica, si esa es su Voluntad!

Continuamos con el mismo tema de ayer: VERDAD Y LIBERTAD.

Fuente: LA MARAVILLA DE SER HIJO DE DIOS.

Autor: Padre Ángel Peña Benito, misionero

agustino recoleto, con sede en Lima (Perú)

Tema: VERDAD Y LIBERTAD (continuación)


San Agustín decía: "En cuanto a los actos que son por sí mismos pecados, como el robo, la fornicación, la blasfemia y otros actos semejantes ¿quién osará afirmar que, cumpliéndolos por motivos buenos, ya no serían pecados o, conclusión más absurda, que serían pecados justificados?".

Hay principios fundamentales que están inscritos en la conciencia y que todos deben respetar, pues el bien está de acuerdo a la verdad objetiva de lo que es realmente bueno para la realización personal del hombre.Por eso, es tan importante que nuestra libertad se base en la verdad, ya que como dice Jesús: "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8,32).

"Estas palabras encierran una exigencia fundamental y, al mismo tiempo, una advertencia: la exigencia de una relación honesta con respecto a la verdad, como condición para una auténtica libertad...

Después de dos mil años, Cristo aparece como Aquel que trae al hombre la libertad, basada en la verdad, Aquel que libera de lo que limita, disminuye y casi destruye esta libertad en sus mismas raíces en el alma del hombre, en su corazón y en su conciencia" (Redemptor Hominis 12).

"La verdad no es creada por cada uno o por grupos humanos especiales, la verdad existe, la verdad universal, a la que todos deben someterse, y esta verdad en último término es Dios, que es quien da sentido a la vida del ser humano.

Por eso, se comete pecado cuando el hombre, sabiéndolo y queriéndolo, elige, por el motivo que sea, algo gravemente desor denado. En efecto, en esta elección está ya incluido un desprecio del mandato divino, un rechazo del amor de Dios hacia la humanidad y hacia toda la creación... y el hombre se aleja de Dios y pierde el amor" (Veritatis Splendor 70).

Lamentablemente, muchos hombres actuales desconfían de encontrar la verdad, porque ésta ha sido, con frecuencia, presentada con dogmatismo, intolerancia o fanatismo. Por eso, no creen en una verdad absoluta, sino en una verdad relativa, la que emana de las urnas y se convierte en ley por el poder de los votos.

Pero esta verdad, periódicamente cambiante en cada consulta electoral, no puede satisfacer el corazón humano que busca razones firmes y seguras en que anclar la propia existencia. La verdad debe ser eterna y para todos.

La verdad no puede ser fruto del consenso de la mayoría, pues, de este modo, podrían justificarse los más graves errores y crímenes contra la humanidad, como el aborto. Tampoco podemos aceptar, con algunas filosofías del escepticismo o del nihilismo, que no se puede llegar a conocer nunca la verdad, que somos demasiado pequeños para llegar a estar seguros de lo que es la verdad definitiva.

Esto llevaría también a decir que no se pueden asumir compromiso s totales y definitivos, como si el hombre fuera un ser provisional, "vivir al día"; porque lo que hoy dicen que es bueno o verdadero, mañana pueden decir que es malo y falso. No, hay que decirles a estos seguidores de la nada y del absurdo que Dios es VERDAD, que es LUZ, que es AMOR y Él, con su sabiduría infinita, nos ha creado y nos enseña la verdad definitiva para que no nos equivoquemos y podamos vivir para la eternidad. (continuará).

Un saludo cordial en el Cuerpo y Sangre de Cristo y en el Corazón Inmaculado de María.

José Luis Elizalde Esparza

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