domingo, abril 27, 2008


Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,

que jamás se ha oído decir que ninguno

de los que han acudido a vuestra protección,

implorando vuestra asistencia y reclamando

vuestro socorro, haya sido desamparado.

Animado por esta confianza,

a Vos también acudo,¡oh Madre,

Virgen de las vírgenes!,

y gimiendo bajo el peso de mis pecados

me atrevo a comparecer ante

vuestra presencia soberana.

¡Oh Madre de Dios!,

no desechéis mis súplicas,

antes bien,

escuchadlas y acogedlas

benignamente. Amén.

Acuérdate, Virgen Madre de Dios, cuando estés delante del Señor, de decirle cosas buenas de mí. "Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Domini, ut loquaris pro nobis bona".

No hay comentarios.: