lunes, marzo 31, 2008



Autor: P. Antonio Izquierdo, P. Florian Rodero

Fuente: Catholic.net

Cuando el ángel vino a María...
Lucas 1, 26-38.

Solemnidad de la Anunciación. Cristo solamente pide de vosotros, como pidió de María, un confiado "hágase en mi según tu palabra".

Lucas 1, 26-38 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.


Reflexión


Cuando el ángel vino a María en la Anunciación buscaba a la elegida y amada de Dios para realizar la redención del hombre por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en nuestra carne mortal. Entonces como ahora descubrimos con asombro el hecho de que Dios nos ha elegido para realizar la misión divina de encarnar a Cristo y de darle a las almas. Frente a esta misión quizás sintáis el temor de comprometeros en tan gran responsabilidad, mas Él os conforta con estas palabras: "No temas, porque has hallado gracia a los ojos de Dios". El Señor no os pide poder, inteligencia, ingenio...en los cuales el mundo funda su seguridad; Él se encarga de todo eso. Cristo solamente pide de vosotros, como pidió de María, un confiado "hágase en mi según tu palabra". Y entonces el que es todopoderoso también hará grandes cosas en vosotros, bajo la guía del Espíritu Santo. La Anunciación del ángel a María es uno de los misterios más contemplados y meditados por los cristianos. Se explica porque en él se encierran tanto el amor de Dios a María (y en ella a todos los hombres) como el amor de María (y con ella de todos los hombres) a Dios Nuestro Señor. Llamada y respuesta, revelación y acogida, elección y responsabilidad, misión y compromiso. Cuando el ángel... Vivir es ser llamada y amada por alguien para algo...para una misión. Todo hombre y toda mujer nacen para...Nacen en el corazón de Dios para realizar su plan eterno, y su camino por la vida debería ser un sueño de Dios realizado en la historia. La llamada es segura, cierta, constante. ¿Y la respuesta? ¡Respuestas fieles, bendecidas por Dios! ¡Respuestas frustradas, condenadas a la esterilidad! ¡Respuestas a medias, tibias y mezquinas, arrellenadas en la propia comodidad! ¿Cuál es tu respuesta? ¿Cuál quieres que sea tu respuesta? Quizá sintáis temor. El temor es algo natural ante lo que nos sobrepasa, ante lo que escapa a nuestro control y nos remite a un mundo y a una fuerza superiores. A los hombres nos da miedo comprometer el futuro, sin pasar tarjeta de crédito y de aseguración. Nos da miedo hipotecar nuestra persona a causa del Evangelio, sin otra garantía que la voz misteriosa de una llamada y de una elección. También María, la elegida y predilecta de Dios, se turbó, sintió el cosquilleo del miedo. Pero a ella el miedo no la inhibió ni paralizó su búsqueda de lo que Dios quería. Sólo un confiado ´hágase´. Ante el llamado y la acción de Dios en nuestras vidas, nos vienen a la mente con la velocidad del rayo preguntas y preguntas: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Para qué? El Señor no nos pide preguntas, aunque tampoco las rechaza. Para el Señor lo más importante no son las preguntas, sino las respuestas. Nos pide sólo una respuesta libre, amorosa, consciente, generosa. No nos pide lo que no podemos darle, más bien nos da lo que nos pide, y además sin pasar factura. Nuestro ´hágase´, como María, lo hemos de pronunciar bajo la guía del Espíritu Santo, verdadero timonel de tu barca en el mar de la vida, Maestro interior que enseña sabiduría divina, y acompaña y ayuda a vivir lo que enseña. Vivir mi ´fiat´, mi ´hágase´ de cada día con sencillez de corazón, pero con voluntad decidida y generosa, sin frenos de miedo o de pusilanimidad. La Anunciación del Ángel a la Virgen Máría. Fiesta de Jesús que se encarnó y fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra"

sábado, marzo 29, 2008

NOVENA - NOVENO DIA

Queridos amigos: Paz y Bien
NOVENA A LA MISERICORDIA DIVINA
escrita por SANTA MARÍA FAUSTINA KOWALSKA
Cracovia, Agosto 1937 (III, 57 a 65)
DIA NOVENO

"Novena a la Misericordia Divina que Jesús me ordenó escribir y hacer como preparación de la Fiesta de la Misericordia, para empezar el Viernes Santo."Deseo que durante esos nueve días traigas a las almas al manantial de mi Misericordia para que así encuentren la fortaleza, el consuelo y todas las gracias que necesiten para hacer frente a las dificultades de la vida, especialmente en la hora de la muerte."Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las introducirás en la inmensidad de mi Misericordia, y Yo, a todas esas almas conduciré a la Casa de mi Padre."Yo contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta Novena, ni a qué almas conducir primero a tu Misericordiosísimo Corazón. Jesús me contestó que Él, cada día, me haría saber a qué almas debía introducir en su Corazón". (III, 57)"Jesús quiere que la Fiesta de la Misericordia vaya precedida de una novena, rezando el Rosario de la Misericordia. Comienza el Viernes Santo. "Durante esta Novena concederá a las almas todas las gracias" (II,197)."Deseo que todas las hermanas y alumnas recen el Rosario que te he enseñado, durante 9 días y en la capilla, con el fin de implorar la Misericordia Divina" (II,147).Fuente: www.proyectovocacional.com
Autor: SANTA MARIA FAUSTINA KOWALSKA

"Hoy tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia. Estas almas, son las que más dolorosamente hieren a mi Corazón. Por su tibieza e indiferencia mi Alma sintió una inmensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. Ellas fueron las que me hicieron gritar: "Padre, si es posible, aparta de Mí este cáliz". Para ellas, la última esperanza de salvación será el recurrir a mi Misericordia. Piadosísimo Jesús, a ti que eres la Piedad misma, hoy te traigo al seno de tu compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que estas almas heladas, que se parecen a cadáveres y que te llenan de repugnancia, se calienten con el fuego de tu puro Amor. ¡Oh, Jesús! todo compasión, ejerce la omnipotencia de tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de Amor puro y comunícalas el fuego de tu divino Amor, porque Tú todo lo puedes.Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a las almas tibias que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón todo Misericordia. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que padeció tu Hijo, y por sus tres largas horas de Agonía en la Cruz, que ellas también glorifiquen el mar sin fondo de tu Misericordia. Amén. (III, 64-65)

ROSARIO A LA DIVINA MISERICORDIA

después de cada día de la Novena
Comienza con un

PADRE NUESTRO,
AVE MARÍA
Y CREDO,

y luego con un rosario, reza 5 decenas.

Cada decena comiénzala diciendo:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

Sigue e implora al Padre Eterno 10 veces, en cada decena diciendo:

POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final, para terminar, repite tres veces:

SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO" (I,197).

Un saludo cordial en la Misericordia Divina y en María, Reina y Madre de Misericordia.
Queridos amigos: Paz y Bien
Hoy celebramos la fiesta de la MISERICORDIA DIVINA.

El atributo más importante de Dios, Trino y Uno.

Los devotos de la Misericordia Divina debemos conseguir que el Domingo de la Misericordia Divina, se celebre todos los años, en una iglesia o capilla, en la población donde vivimos y para ello, debemos dar a conocer al Devoción a la Misericordia Divina entre todos cuantos son rodean, empezando por la familia, amigos y personas con las que tratamos.

¡Ánimo! y como la oración y el sacrificio unidos a la Pasión de Jesús es lo que hace fructífero el apostolado, aconsejamos acudir a conventos, especialmente de clausura y los dedicados a las obras de Misericordia, para pedir oraciones y, en muchos casos, también pedirles su iglesia para celebrar, la Fiesta del Domingo de la Misericordia Divina.

Como preparación al Domingo de la Misericordia Divina, hemos realizado

UNA NOVENA comenzada el día de VIERNES SANTO, según lo tenía dispuesto el Señor y así se lo hizo saber a Santa María Faustina Kowalska, que concluía con el ROSARIO de la MISERICORDIA.INDULGENCIA PLENARIA para el día de la Fiesta de la DIVINA MISERICORDIA (Decreto del 29-06-2002, por el que se enriquecen con indulgencias actos de culto en honor de la Misericordia Divina el día de la Fiesta del DOMINGO DE LA MISERICORDIA DIVINA)

Dice así:"El Sumo Pontífice, concede la INDULGENCIA PLENARIA, con las condiciones habituales (Confesión sacramental, Comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia Divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu toptalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia Divina, o al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o reservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús Misericordioso (por ejemplo: "Jesús misericordioso, confío en tí").

Este decreto tiene vigor perpetuo.Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Padre y San Pablo, apóstoles".Un saludo cordial en Jesús Misericordioso y en María, Reina y Madre de Misericordia,
José Luis Elizalde Esparza


Fuente: Catholic.net

Autor: Omar López

Marcos 16, 9-15


Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».


Reflexión


Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El problema que se ha siempre presentado es aquél de cómo interpretar esta verdad central del credo. ¿Quiere decir que ha resucitado verdaderamente, es decir, que vive por siempre en su cuerpo y no solamente como simple manera espiritual?Es esto lo que afirma la Escritura y la fe de la Iglesia. La resurrección en cuanto tal, es decir, el acto por el cual Dios glorifica a Jesús, es inaccesible y se puede alcanzar sólo por la fe. Por eso es importante que este hecho no huya de la búsqueda histórica. Es inimaginable la primera predicación cristiana, sin la experiencia pascual de los apóstoles que testimonian que Jesús se ha manifestado muchas veces antes de la muerte. Sólo esta verdad da un significado auténtico y trascendental a la propia existencia, la ilumina y la hace vivir con optimismo. La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo y el mismo dolor se transforma.


Fuente: Catholic.net

Autor: José Fernández de Mesa

Juan 21, 1-14


Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No». El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.


Reflexión


Una novela del siglo XX cuenta el regreso a su patria de un soldado tras la segunda guerra mundial, después de que por trece años hubiese sido dado por desaparecido. Imaginemos la escena de un marido así que regresa a casa. Su mujer se encuentra lavando la vajilla después de comer. Los hijos, en el colegio. De repente suena el timbre y, ¿quién es?El resto de la escena nos la cuenta el evangelio de hoy, pero con otro protagonista: Jesús. Los discípulos han pasado por unos días de dolor y angustia durante la Semana Santa. Tres días después conocen su gloria, pues Jesús se les aparece en el lugar donde estaban escondidos. Ocho días más tarde realiza la segunda aparición, para confirmar la fe del incrédulo Tomás. Entonces el sufrimiento se convierte en gozo, y la duda en esperanza. Pero no durará mucho. Jesús no permanece largo tiempo con ellos.Días después, los apóstoles vuelven a su trabajo ordinario: la pesca; y es entonces cuando se les aparece Jesús por tercera vez. Probablemente es ahora cuando empieza a instruir a los suyos en el ministerio que deben ejercer en el futuro. En este evangelio aprendemos a encontrar a Jesús en las cosas de cada día. Santa Teresa de Jesús decía: «Dios se encuentra entre los pucheros»; Jesús aquí se aparece entre los peces. En nuestra vida tenemos que buscar la presencia de Dios en cada momento, pues Él está presente en todo lo que hacemos. Si lo hacemos así, Él bendecirá cada una de las obras de nuestro trabajo, dándonos cada día una pesca milagrosa. Pidamos a Jesús que en esta Pascua nos conceda el don de la oración, y una presencia muy cercana de su gracia en nuestra vida.


Fuente: Catholic.net

Autor: Elí Ricardo Marín

Lucas 24, 35-48


Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. Estaban hablando de éstas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo». Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?» Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos. Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí."» Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas.


Reflexión


Cuando leo este evangelio me acuerdo mucho de una cosa que observé en una fiesta para niños. Cuando la niña festejada, de unos 4 años, iba a partir el pastel se fue corriendo y trajo a una amiguita suya para que estuviera a su lado.Y es porque la alegría siempre se transmite. Conseguiste el trabajo que buscabas; tu hijo pasó el examen más difícil; se solucionó el problema que había en el trabajo; entonces te sientes feliz y quieres que todo el mundo se alegre contigo. Eso es lo que les pasó a los discípulos de Emaús. Han reconocido a Cristo resucitado y quieren que todo el mundo se alegre con ellos. Se han convertido en misioneros, en apóstoles del evangelio.El fruto de reconocer a Jesús siempre es el mismo, la alegría. No por nada recordamos esa sonrisa de la madre Teresa de Calcuta que aprendió a reconocer a Jesús en el prójimo.








La Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente, pero toda la vida para disfrutarla.




Marcos 16, 9-15.

Pascua.

Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo.
Autor: María Susana Ratero

Fuente: Catholic.netCon María, en la puerta de la Misericordia
La Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente, pero toda la vida para disfrutarla.




Mañana es la fiesta de la Misericordia. En la silenciosa semipenumbra de la Parroquia, te contemplo en tu imagen de la Inmaculada Concepción. -

Perdona Madre, que no haya podido escribir nada para la fiesta de la Misericordia... quizás el año que viene..

- ¿Por qué quieres esperar tanto, hija mía?


Desde la ternura de tu Corazón Inmaculado te acercas al mío, tan lento para comprender...


- Hija, la Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente. O sea, tienes un día para festejarla, pero toda la vida para disfrutarla, si quieres, claro. Acercarte a ella, animar a otros a que lo hagan, no tiene una fecha fija en el Calendario...


- Perdona Madre... entonces, enséñame a acercarme a la Misericordia, que no sé bien como se hace eso...


- ¿Qué es, exactamente, lo que no sabes?


- Bueno... perdona la torpeza de mi razonamiento, pero.. si la Misericordia, digamos, tuviese un lugar físico, como ir a tal o cual lado... bueno, seria mas fácil. Como si fuera un gran jardín con una puerta. Solo bastaría con saber donde esta la puerta...


Me miras serenamente y dices...


- Ven, sígueme...


- ¿Adónde, madre?


- ¡Que inútil pregunta! Si tu me dices que te siga, ¿Para qué preguntar dónde? Si siempre me llevas al Corazón de tu Hijo...


- Pues... a la puerta del jardín-susurras bajito para no lastimar el silencio de la mañana...


Bueno, no voy a negar que mi imaginación dibujó cien jardines majestuosos en un segundo. Delineaba en mi cabeza un largo trayecto por lugares desconocidos... Pero nada de eso sucede. El trayecto es corto y el lugar por demás conocido.


Solo unos pocos pasos, desde tu imagen hasta... el confesionario...


-¿Querías conocer la puerta de la Misericordia?. Pues aquí la tienes.


No atino yo a reaccionar, mucho menos a preguntar, por lo que tu ternura infinita comienza a explicarme...


- Verás. Este sencillo y pequeño lugar tiene una profundidad que no puedes comprender totalmente. A esta pequeña puertecita se acerca el alma cargada de pecados, angustia, tristeza y dolor. Aquí, el corazón se muestra sin disfraces, tal como es. Aquí, cada hijo mío viene confiado a pedir perdón, un perdón que necesita, que ansía. Un perdón que le ha sido prometido desde las entrañas de la Misericordia, a cambio de un sincero arrepentimiento.


- Ay Madre, cuantas veces la pequeña puertecita del confesionario se abrió para mí. Infinidad de veces mi alma, llena de culpa y vergüenza por tantos pecados, hallo paz al recibir el perdón que tu Hijo, a través del sacerdote, me regalaba...


- A través del sacerdote, tú lo has dicho. Por eso, es que no debes renunciar a la posibilidad de la confesión sólo porque el sacerdote no te agrada, no le conoces y todos los etcétera imaginables. Mira, para que me comprendas mejor, nos quedaremos un momento aquí, y apreciarás por ti misma, los perfumes del jardín de la misericordia.


El silencio de la mañana es interrumpido por un rumor de pasos. El sacerdote se acerca al confesionario y queda allí, en espera. Algunas personas van entrando a la Parroquia y los bancos van poblándose lentamente.


- Mira con atención -me sugiere María.


Mi corazón aprecia entonces una lluvia de rosas en espera, rodeando el confesionario.


- ¿Qué es eso, Madre? -mientras pregunto, mis pulmones se llenan del perfuma más exquisito que haya conocido jamás.


- Esos pétalos en espera, representan la Misericordia de Jesús aguardando un alma que venga por ella. Acércate más.


Sin que el sacerdote lo note, me acerco hasta él. El paisaje ha cambiado y el hombre se halla sentado a la puerta de un vastísimo jardín. Sus manos se hallan inundadas de pétalos. Mientras reza en silencio, de su aliento sale el perfume indescriptible de la misericordia. Pero allí se queda, no se extiende ni un centímetro.


- ¡Madre, corre, dile a esas personas que vengan!. Mira sus almas, Madrecita, están tristes, agobiadas, doloridas..... Si tan sólo pudieran ver esto, Madre, correrían agolpándose frente al confesionario, para inundarse del Amor derramado en perfumes eternos.


Pero ¿qué digo? Si yo misma miles de veces estuve en el lugar de mis hermanos. Mil veces, como ellos, me quedaba arrodillada en el banco, cargando tanto peso en el alma que apenas si podía rezar. Mil veces deje los pétalos en espera, mil veces no bebí de la fuente del Amor...”Ni bien pueda, me confieso””Cuando halle a tal o cual cura me confesare” ”Hoy no lo siento, cuando lo sienta lo haré” ¡Que desperdicio, Madrecita, que desperdicio!.


- Presta atención, hija mía, a lo que ahora te mostrare.


Una señora se acerca al confesionario. Se arrodilla lentamente y recibe el saludo del sacerdote.


En ese momento los pétalos comienzan a rodearla. A medida que confiesa sus faltas, una lluvia de luz y perfume desciende a su alma. Cuando reza el Pésame, se oyen los trinos de los pájaros del jardín, en una melodía única que jamás podría interpretar instrumento alguno. El sacerdote le da su bendición, unos ángeles se acercan... la señora se levanta y mira hacia el Sagrario. En ese momento Jesús, sentado en el lugar del sacerdote, sale del pequeño recinto del confesionario y la abraza. Su alma se halla ahora en estado de gracia, hermosa, casi con alas, y totalmente perfumada.


- Señora, jamás pensé... ¡Oh Señora!. Quiere decir que todo lo que me has mostrado en esa buena mujer, ¿También ha sucedido conmigo hace un rato, cuando me confesé?


- Claro, hija, claro. Pero aun no hemos visto todo el jardín. Te he mostrado la puerta.Te has acercado a ella, por lo que ahora, te es permitido entrar.


- ¿Entrar?¿Por cuánto tiempo?


- Por el que tu quieras...

Reconozco que mi capacidad de asombro se agota enseguida contigo, Madre. Pero tu, que renuevas en mi corazón todas las cosas, me darás mas asombro para poder seguirte.


Comienza la Misa. Cada palabra del sacerdote llega a mi corazón. Pero no me faltan las involuntarias distracciones, pues mi corazón, humano e inconstante, se escapa corriendo tras cuanto pensamiento pasa cerca de él. Pero tu paciencia, Madre, que supera infinitamente mi pobreza, una y otra vez, lo trae a mí.


Llega el momento de la Comunión.


- Mira el jardín -me dices.

Veo a la misma señora del confesionario acercarse a comulgar. Un inmenso jardín la rodeaba y su alma, extasiada de gozo, abrazaba al Maestro, hecho Pan Eucarístico.

Pero el jardín no es constante. No todas las personas salen envueltas en pétalos y perfumes. -

¿Porqué Madrecita, no a todos les es mostrado el jardín?


- Porque no todos lo han buscado, hija. Algunos se han acercado a recibir a Jesús con el alma demasiado cargada de pequeñas faltas. Otros han ido como por costumbre. El maestro golpea una y otra vez la puerta del corazón, pero éste se halla tan ocupado encargándose de sus propios asuntos, que no escucha el llamado. Y allí queda Jesús, casi una hora, esperando y esperando... Hasta que decide irse. Sus manos, que estaban llenas de Misericordia, hecha pétalo y perfume de eternidad, ahora quedan cargadas de las espinas del olvido, que tanto le lastiman.


Poco a poco intento comprender. El sacerdote me da la Comunión, y la misericordia de Dios me abraza. La disfruto en silencio, pero me queda una gran tristeza por mis hermanos. Si mi corazón disfruta de un abrazo de la Misericordia, es por su bondad, no por mis méritos. Pero algo me resta por comprender.

- Madre, si ahora estoy en el jardín de la misericordia ¿por qué no permanezco en él?


- Pues, porque te dejas engañar por el espejismo del pecado y te sales, seducida por el canto de las sirenas.


- ¿Por qué Jesús no cierra las puertas, para que no pueda yo salir?


- Porque respeta tu libertad. Recuerda que ese es uno de los regalos más bellos que te ha dado, pero el más difícil de disfrutar. Tu libertad se viste con extraños disfraces. Digamos que es como una gran ola del mar y tu, una tabla. Dejas que te arrastre donde quiera, o te trepas a la tabla, como el deportista, y la dominas...


Me quedo en silencio. Sigo sintiendo en el alma la compañía de Jesús Sacramentado. Tengo mucho para meditar...


Mucho para aprender y sobre todo, muchísimo más que agradecer...


La misa ha terminado. Camino lentamente hacia la salida del templo. Paso frente al confesionario... Parece solitario, ero no... no lo está. Tu, Madre querida, me has enseñado a ver, tras esa sencilla y pequeña puerta, el jardín de la eterna misericordia. Dame la gracia, Madre, de grabar en mi alma tus enseñanzas, de reconocer mis pecados y de acercarme, en cada oportunidad, a las puertas del jardín de la infinita misericordia, o sea, al Sagrado Corazón de Jesús.
Autor: Omar López
Fuente: Catholic.net
Apariciones de Jesús a sus discípulos
Marcos 16, 9-15. Pascua.

Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo.

Marcos 16, 9-15

Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Reflexión

Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El problema que se ha siempre presentado es aquél de cómo interpretar esta verdad central del credo. ¿Quiere decir que ha resucitado verdaderamente, es decir, que vive por siempre en su cuerpo y no solamente como simple manera espiritual? Es esto lo que afirma la Escritura y la fe de la Iglesia. La resurrección en cuanto tal, es decir, el acto por el cual Dios glorifica a Jesús, es inaccesible y se puede alcanzar sólo por la fe. Por eso es importante que este hecho no huya de la búsqueda histórica. Es inimaginable la primera predicación cristiana, sin la experiencia pascual de los apóstoles que testimonian que Jesús se ha manifestado muchas veces antes de la muerte. Sólo esta verdad da un significado auténtico y trascendental a la propia existencia, la ilumina y la hace vivir con optimismo. La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo y el mismo dolor se transforma.

jueves, marzo 27, 2008

Autor: Pedro García, misionero claretiano
Fuente: Catholic.net


Resucitó! La primera lección
¿Cristo ha resucitado? Entonces, nosotros también resucitaremos.

Cuando estudiamos el Catecismo, ¿por qué lección empezamos? Seguramente, que no comenzamos nunca por la primera de todas, sino que llegamos a ella después de muchos días. Lo cual es un error, desde luego. ¿Cuál es la lección primera? Sin discurrir un momento, digamos que es la Resurrección de Jesús. Eso que decimos en el Credo: y al tercer día resucitó de entre los muertos es lo primero de todo.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos lo recuerda hoy al afirmar que la resurrección constituye la confirmación de todo lo que Jesucristo hizo y enseñó. Con estas palabras no hace sino repetirnos lo del apóstol San Pablo:

- Si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación, es inútil vuestra fe.

Una vez más que volvemos sobre este misterio, fundamento de todo lo que creemos y esperamos y amamos, porque no vamos a amar a un muerto que nos habría engañado.

Si se cree en la Resurrección, hay que admitir todo el Evangelio y hay que darse a Jesucristo.

Si no se cree en la Resurrección es inútil insistir en ninguna otra verdad.

Los cristianos de la Iglesia Oriental de Europa, sobre todo en Rusia, celebran la Resurrección de una manera espléndida. Durante todo el sábado, el día se pasa triste, muy triste. En el templo aparece sólo el sepulcro sellado, con Jesucristo muerto dentro de la roca. Pero al anochecer, las calles empiezan a iluminarse con el esplendor de antorchas y más antorchas que se dirigen hacia la iglesia. Al llegar la nutrida procesión, se abre la puerta y aparece el sacerdote vestido de blanco, con un manto flotante, lujoso, lleno de gracia y majestad. En su mano, el crucifijo que levanta en alto, mientras canta jubiloso por tres veces: -¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo a resucitado! ¡Cristo ha resucitado!...

La multitud responde con gritos a cada proclama:

-¡En verdad que ha resucitado! ¡En verdad que ha resucitado! ¡En verdad que ha resucitado!... Entran todos en el templo, espléndidamente iluminado, como quien entra en la gloria. Y llega un momento en que el coro invita a todos cantando:

- Abracémonos unos a otros, llamémonos hermanos, perdonemos a los que nos odian y cantemos todos juntos:
¡Cristo ha resucitado de entre los muertos!

En este momento estalla el júbilo incontenible. Todos se besan y abrazan, ricos y pobres, grandes y pequeños.
El que da el beso saluda:

- ¡Cristo ha resucitado! Y responde el que lo recibe: - ¡Sí, Cristo ha resucitado!

No acaba aquí este grito de triunfo. Durante los días pascuales seguirá en la vida como normal este saludo, al encontrarse dos personas

- ¡Cristo ha resucitado!

- ¡Sí, Cristo ha resucitado!

Así se celebraba la Resurrección en Rusia, y Dios quiera que se haya renovado para no suprimirse ya nunca. Bella la función. Pero, sobre todo, profunda en su significado, porque resume todo lo que es nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.

Sin el amor a Jesucristo no se explica este gozo.
Sin esperanza de tener esta misma gloria del Señor, tampoco se comprende esta alegría.
Sin fe en todo lo que creemos, resulta ininteligible tal celebración.

La celebración pascual se convierte entonces en una vivencia extraordinaria de esas tres virtudes --la fe, la esperanza, la caridad-- que impulsan y activan todo el organismo sobrenatural de la vida cristiana.

Nosotros, siguiendo el Catecismo de la Iglesia Católica, sacamos todas las consecuencias. Nuestra vida entera es un vivir según Jesucristo Resucitado. Esto, cada día, siempre. El domingo, en especial, renovamos con la Eucaristía la celebración pascual.

Porque sentimos, experimentamos y vivimos todo el misterio de nuestra fe. Esto es de cada día, y no hace falta estar en tiempo pascual para recordarlo y vivirlo.

¿Cristo resucitó, venciendo la muerte y todas las fuerzas de la naturaleza?

Entonces, Jesucristo está sobre todo lo creado. Jesucristo es Dios.

¿Cristo resucitó, cumpliendo su palabra?

Entonces, le creemos a pie juntillas. Era lo que Él decía. Era el Salvador.

¿Cristo resucitó?

Entonces, hemos quedado santificados y salvados, porque ha podido mandarnos desde el seno de Dios el Espíritu Santo.

¿Cristo ha resucitado? Entonces, somos con Él hijos de Dios, porque nos ha metido en su misma vida.

¿Cristo ha resucitado? Entonces, nosotros también resucitaremos, porque estamos unidos a Él en un mismo cuerpo, como los miembros con la cabeza.

¿Cristo ha resucitado? Entonces, nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y llevamos ya en la tierra la vida del Cielo.

¿Seguimos con las preguntas? Haríamos una lista interminable. Pero, vamos a la última, que es muy sencilla de hacer, y ojalá sepamos responderla todos:

-¿Sabemos bien la primera lección del Catecismo?....

miércoles, marzo 26, 2008



En el camino de Emaús
Lucas 24, 13-35.

Pascua. ¡Soy yo! Y hace tanto que te estaba esperando…

Mira todo lo que te he preparado.
Lucas 24, 13-35


Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.


Reflexión:


Una tumba está vacía en Jesrusalén. Jesucristo cumple con sus promesas, no falla. En no pocas ocasiones había predicho su muerte y su resurrección. Algunos “escuchaban estas cosas y las meditaban en su corazón”, otros preferían no preguntar. Lo cierto es que Cristo ha resucitado. El Cielo se abrió para todos, cumplió con su misión, lo más grande que podía suceder ha sucedido. ¡Está vivo! Amamos a un vivo, estamos enamorados de un vivo. Él me puede hablar y yo le puedo escuchar. No sucede como con Platón, Napoleón o el mismo Gandi, sino que Él sigue entre nosotros. Ahora todo es posible, ya no hay nada que no se pueda esperar, nada que no pueda suceder, nada que pueda ocurrir, no a todos sino a cada uno, a ti y a mí. Si Cristo ha resucitado todo es posible, también que yo cambie, que mi alma resucite si es que estaba muerta, o que sea santa si es que aún no lo era. Jesucristo es apasionante, Él es radical, no le gusta los argumentos lógicos, ni las prudencias que nos rodean y nos impiden volar. Se apareció primero a las mujeres, cuando en aquel mundo judío ellas no eran nada, no se las tenía en cuenta. Aparecerse primero a ellas era una humillación, la peor publicidad. Pero Él no es de este mundo. Según nosotros hubiese hecho un milagro cósmico a la vista de todos, para así instaurar la religión cristiana de una vez por todas. Él no. Resucita en secreto y se aparece únicamente a los que están abiertos para recibirle. Ellas que vieron menos milagros, que no estuvieron en la Ultima Cena, ni en la transfiguración, pero sí en la Cruz. La misma sorpresa tendremos nosotros, si poseemos la Cruz en nuestra vida, el día que nos toque irnos al otro mundo, a su mundo y alguien se nos acerque diciendo: ¿A quién buscas?






















LA ANUNCIACION

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25 DE MARZO LA ANUNCIACION

Reflexión sobre el amor de Dios disfrazada de comentario de una pintura

Valioso aporte de un sacerdote que convive con enfermos mentales sobre el amor de Dios y nuestra disponibilidad, en torno a la parábola del hijo pródigo que sirvió también a Rembrandt para una de sus más grandes obras.

26/2/2007

La obra del final de la vida de Rembrandt que sirve como pretexto de la indagación.

Henri J. M. Houwen es un meritorio religioso que se ha dedicado a la atención de enfermos mentales en la comunidad canadiense El Arca, en la que ha vivido a partir de una experiencia de conversión que alteró profundamente su vida previa, ya dedicada al sacerdocio pero en una dimensión diferente.

En forma paralela a su conversión hacia Cristo a través de los hermanos discapacitados mentales, Houwen se encontró inesperadamente contemplando un cuadro clásico y famoso, que se encuentra en el Hermitage de San Petersburgo, “El retorno del hijo pródigo”, pintado por el holandés Rembrandt.

Con sutileza, con ingenio, Houwen va relatando sus encuentros con el cuadro, primero en la forma de reproducciones y una larga tarde como una contemplación personal que le fue facilitada por una serie de coincidencias providenciales que le dejaron empaparse de la obra pese al paso de un contingente turístico atrás del otro.

En realidad, leída su obra, Rembrandt y el cuadro parecen nada más que un anzuelo, un llamado publicitario como para que el lector, tenga o no inclinación religiosa o teológica, comience a reflexionar en la parábola del hijo pródigo y en general en el significado del amor de Dios, tan sin los requerimientos, las exigencias, las contraprestaciones que hacen al amor humano, por ejemplo.

Dios nos ama gratuitamente, no a pesar de cómo somos, sino por cómo somos. Y esto implica por nuestra parte aceptar ese amor con gratitud. Por eso Houwen dice (página 93), que “la gratitud como disciplina implica una elección consciente. Puedo elegir ser agradecido aún incluso cuando mis emociones y sentimientos estén impregnados de dolor y resentimiento. Es sorprendente la cantidad de veces que puedo optar por la gratitud en vez de por la queja y el lamento. Puedo elegir ser agradecido cuando me critican, aunque mi corazón responda con amargura. Puedo optar por hablar de la bondad y la belleza, aunque mi ojo interno siga buscando a alguien para acusarle de algo feo. Puedo elegir escuchar las voces que perdonan y mirar los rostros que sonríen, aún cuando siga oyendo voces de venganza y vea muecas de odio”.

En otra parte de su análisis, Houwen recuerda un amigo suyo y comenta que durante años se había hecho estas preguntas: «¿Hay alguien que realmente me quiera? ¿A quien le importo?». Y cada vez que subía un peldaño más en la escalera del éxito pensaba: «en realidad, yo no soy así; un día todo se desmoronará y todo el mundo se dará cuenta de que no soy bueno». Este es un ejemplo de cómo vive mucha gente: nunca están completamente seguros de que se les quiere tal y como son. Muchos tienen historias terribles que explican el bajo concepto que tienen de sí mismos: historias sobre padres que no les dieron lo que necesitaban, sobre profesores que les maltrataron, sobre amigos que los traicionaron, sobre una Iglesia que les dejó en un momento crítico de sus vidas. La parábola del hijo pródigo es la historia que habla del amor que ya existía antes de cualquier rechazo y que estará presente después de que se hayan producido todos los rechazos. Es el amor primero y duradero de un Dios que es Padre y Madre. Es la fuente del amor humano, incluso del más limitado. Toda la vida y predicación de Jesús estuvieron dirigidas a un único fin: revelar el inagotable e ilimitado amor materno y paterno de su Dios y mostrar el camino para dejar que ese amor dirija nuestra vida diaria. En este cuadro, Rembrandt refleja este amor de forma muy clara. Es el amor que siempre da la bienvenida a casa y que siempre quiere celebrarlo”.

Entre los párrafos que sorprenden al lector por sus revelaciones, que aquí reproducimos a modo de síntesis de la lectura de las 150 y algo más de las páginas escritas por Houwen, figura esta reflexión: «la palabra “generosidad” incluye el término “gen” que también encontramos en las palabras “género”, “generación” y “generativo”. Este término, del latín genus y del griego genos, se refiere al hecho de pertenecer a una clase. Generosidad es dar que viene del saberse parte de ese vínculo íntimo. La verdadera generosidad actúa desde el convencimiento – no desde el sentimiento – de que todos a los que se me pide que perdone son “parientes” y pertenecen a mi familia. Y cada vez que obre así, esta verdad se me hará más visible. La generosidad crea la familia que cree en ella».
Dolor, perdón y generosidad, según Houwen, son las tres vías en que la imagen del Padre puede crecer en el interior de una persona, tres aspectos del llamado del Padre a estar en casa, lo mismo que el Padre. Descubre que en la paternidad espiritual, que es un esperar en casa que los hijos se convenzan de dejar de jugar a juegos de juventud, hay un terrible vacío, en el que no hay poder, ni éxito, ni fama, ni satisfacción fácil, pero ese mismo vacío es el lugar de la verdadera libertad, el lugar en el que no hay nada que perder, donde el amor no tiene ligaduras y donde puede encontrarse la verdadera fuerza espiritual.
En suma, que después de disfrutar la lectura de esta obra comprendo las razones que llevaron a mi amiga Estela Sosa a cargosearme con su recomendación de leerlo, y ahora le estoy agradecido desde la limitación de mi humanidad.


http://www.microcosmos21.com.ar/data/articulos.asp?id_seccion=8&id_articulo=664

"Muestra que eres Madre y que por ti nos atienda el que tomó sangre en tus venas para redimirnos"(Himno Ave Maris Stella)

sólo cuando el último árbol sea cortado
sólo cuando el último río sea envenenado
sólo cuando el último pez sea atrapado...
sólo entonces... sabremos que el dinero, no se puede comer...
Proverbio Indios Creel,
El Lunes por la tarde fui a casa de mi hermana Olga, porque están remodelándola y ella tenía cita con el doctor, no quería dejar solo en virtud de que los albañiles necesitan tener abierto y me pido de favor que me quedara ahí mientras volvía.

Para aprovechar el tiempo; me llevé dos libros, -actualmente no leo tanto como desearía, desde el internet, mis horas de lectura de libros (impresos en papel), se ha reducido, y bastante, por eso quise aprovechar- Y me llevé LA FE EXPLICADA, y EL REGRESO DEL HIJO PRODIGO (Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt).

Ambos libros ya los había leído, el primero hace aproximadamente quince años, posteriormente lo he abierto muy poco para aclarar alguna duda respecto de mi fe Católica; el segundo me fue regalado por una persona muy querida, y la verdad ya no lo recordaba, vino a mis manos involuntaria o accidentalmente en esos momentos, me lo llevé no sin antes darme cuenta de dónde procedía porque lo abrí y leí la dedicatoria.

Y no estoy segura si lo leí completo; porque en aquellos días, hace ya casi tres años; yo estaba pasando por una etapa muy difícil, tenía angustia, tenía tristeza, tenía confusiones, y sobre todo esto también tenía miedo de lo que me iba suceder y sentía una gran necesidad de fortaleza, de confianza, de paz y de seguridad, estaba en ese momento que experimenta una persona, cuando su vida ha dado un giro totalmente involuntario; me quedé sin trabajo, y sin mi merecido (según la ley humana), retiro monetario, o liquidación por retiro, jubilación etc., que se ha ganado por casi 48 años de labor ininterrumpida, independientemente del derecho normal en este país de recibir una pensión del IMSS, derecho que se estableció legalmente hace ya más de 50 años, según mis cálculos.

Sin embargo, aún esto (la pensión), no me sentía segura de obtenerla, porque soy una persona distraída de esas cosas, el servicio médico correspondiente (gratis), en todos esos años lo utilicé solamente en urgencias, unas cuantas veces, y la hospitalización por cirugía sólo una vez y fue ambulatoria, el provecho que obtuve eso si, fue la atención médica para mi madre, como beneficiaria del derechohabiente (que soy yo), y eso, gracias a Dios fue muy bueno para mi economía, porque mi madre estuvo bajo tratamiento por alta presión arterial y glaucoma durante sus últimos 34 años de vida, en todo ese tiempo sólo me costó la atención dental de ella que preferí fuera privada y una cirugía ocular externa porque temí que perdiera también la visión de su ojo que aún veía, había perdido la visión del otro por errores en tratamiento precisamente en el servicio del IMSS.

No está de más mencionarles que gracias a Dios, gracias a las oraciones de tantos que rogaron por mi necesidad; no tuve ningún problema con la documentación requerida para la jubilación, todo estaba correcto y a la primera, el trámite siguió su curso y sólo tardó el tiempo normal (que se siente eterno, cuando se tienen necesidades económicas, pero que realmente solo fueron aproximadamente tres meses). Y para mí necesariamente esto fue un gran regalo de Dios, un milagro; dada mi mala costumbre de descuido y de desidia en esos menesteres, y La Mater tuvo mucho que ver en ese logro.

En fin…. Para cuando este estado de cosas estaba viviendo yo, (que me regalaron el libro), mi madre ya tenía 2 años de fallecida; por tanto, unido a todo el tropel de inseguridades, además estaba sola en esta casa; por tanto, es entendible que cayera en ese mal muy común, bastante común, el insomnio.

Pero, ya sabemos que Dios tiene Sus Planes para cada uno en particular; y Dios estaba trabajando en mí, estaba y está, siempre, haciendo lo mejor, lo inapreciable, lo invaluable, lo desconocido, porque nos pasa inadvertido sobre todo cuando hay ausencia de amor, ausencia de FE, mis amigos.

Y yo, agréguenle a todo lo anterior, el hecho de que libraba una batalla, la última (espero en Dios), conmigo misma, con mis instintos malévolos, con mi naturaleza caída, y la necesidad imperiosa, de volver mis ojos a Dios, de, precisamente, como este personaje del libro; ir a Él, y viendo que estaba pobre; miserable, casi desnuda, lastimada, abandonada por todos, (aquellos que me buscaban cuando no necesitaba ayuda, según ellos), llámense estos familia, amigos o simples conocidos, y en esa batalla, que creo que buscaba lo malo para mí, yo misma me engañaba diciéndome que necesitaba urgentemente AMAR, caray; si no fuera tan horrible el resultado, podría ponerme a reír.

Porque es lo que pasa, mis amigos; que no quise en esos momentos comprender que el amor no es eso, sino que le cuelgo la etiqueta a comportamientos, ideas, palabras, acciones etc. Siendo que realmente es solo ese principio tan sencillo de la caída humana: QUERER, TENER, PODER.

Y hace muchos años supe que el demonio, nuestro enemigo eterno; se vale PRIMERO de lo que primero tenemos como cuerpos, LA CARNE, y en este contexto, ustedes fácilmente, podrán aplicarle los adjetivos, ya sea por fuera (sensaciones físicas al tacto), o las internas, llámense glotonería, embriaguez, las drogas no van conmigo, jamás las probé (y me las ofrecieron, no lo duden ni un instante), y por último, lo que llamamos inteligencia, que contiene la imaginación, los deseos, las malas inclinaciones, etc., y ya tenemos mas o menos claro, cómo eso que llamamos CARNE, es el material que el demonio, nuestro eterno enemigo; sabe usar con facilidad extrema, porque lo conoce a fondo; porque desde antes de que el hombre estuviera en la tierra (el mundo) ese inmundo ya había estado, documentando y preparando su plan para destruir aquellos tan amados por Dios, que de antemano prometió Él mismo, dar su sufrimiento, para lavar el pecado del hombre.

Y por eso, queridos amigos; los dos apartados que leí de LA FE EXPLICADA, para profundizar sobre dos temas que estoy estudiando; terminé eso y me puse a leer, esta obrita (porque solo tiene 155 páginas), aunque no la terminé, porque me devolvía y releía en momentos para entender plenamente lo que Nouwen me quería decir ahí, de parte de Dios.

Y yo, mis amigos, no soy muy dada a las sinopsis o las contraportadas, o las solapas; me voy al punto, por eso, ya entrada en la lectura, fue que me di cuenta de que el escritor fue sacerdote (ya falleció), no solamente un escritor común.

Y mis amigos; era justamente lo que necesitaba leer, en ese día, en ese momento, en esa hora. Y con pena lo reconozco, era lo que necesitaba hace tres años y lo dejé ir sin más… por eso creo que o lo leí al vuelo (leo muy rápido), o lo leí sin interés… ahhh si nosotros supiéramos hacer lo que Dios quiere a cada momento este mundo sería el Paraíso. Pero ya sabemos que no, y es por eso que sufrimos tantos descalabros, y sin embargo mis amigos, Dios está ahí SIEMPRE, esperando, oteando el horizonte, mirando los caminos (esos mismos caminos que Él tiende, para nosotros y son muchos, incontables), para vernos a distancia venir y salir… corriendo, con los brazos abiertos a recibirnos sin más trámites, sin barreras ni puertas, sin impedimentos ni estorbos, no permitirá que nos cansemos de más, nos ahorra ese último tramo de camino, y se adelanta, y nos abraza, y nos consuela y en silencio permite que nuestro corazón se abra, que nuestra boca hable y le diga claramente nuestro dolor, nuestra súplica, nuestra angustia y enorme necesidad de que nos reciba, como a jornaleros; con eso basta.

Pero no; Él no hará eso, no, me recibe, me abraza; me mira tiernamente y ordena que me vistan con la más rica túnica, que me pongan sandalias nuevas, que peinen mis cabellos, laven mi rostro, mi cuerpo entero (el perdón en el confesionario), y que me perfumen también (sus Gracias y Dones), y que me pongan el anillo en mi dedo (signo de mi unión con Él), y qué voy a ser jornalero, claro que no, soy su HIJA, soy su amada, aquella por quien ha esperado, aquella a la que no le importó dilapidar la fortuna que no sólo es lo que me había dado de origen, sino lo que yo le pedí y me dio a manos llenas, sabiendo de que yo le dejaría, que dejaría su casa, su amor, su cercanía y me iría lejos de Él, lejos de lo bueno, para tener lo BUENO según yo, arriesgándome a perderlo todo, también la Vida.

Pero, así a distancia… Él me protegió, por Su Misericordia, no permitió que perdiera la vida, sino que por su infinito amor, me hizo llegar su voz a lo profundo, y me hizo volver…

Y mis amigos… En esta Cuaresma; que estoy volviendo cada día, en esta Cuaresma que me invita Él a seguirle, a estarme con Él, como el hijo mayor, a serle fiel y permitirle que me enseñe de Su Sabiduría y de Su Infinito Amor, este escritor, Nouwen; este siervo de Dios que ha dejado su obra escrita para que muchos, muchos, como yo, disfruten de este profundizar en esos personajes del cuadro de Rembrandt, y me fue llevando en esas etapas de cambio….

Pero bueno; yo por el momento quiero terminar esta reflexión, solamente haciendo público mi agradecimiento a esta bella mujercita que me regaló tan magnífico libro, porque ella, me dio un arma (que yo guardé sin tomarla en cuenta debidamente), un arma que a tres años de distancia, me constata, que aquello que empecé con angustia, con dolor, con temor; pero no fue solamente un regalo así, que sabemos que una buena lectura, como la buena música son instrumentos que nos pueden llevar a una interiorización, a reflexionar, a en fin; aprovechar todo lo que tenemos y poseemos y que Dios nos da, para ser mejores, para nuestra vida de fe, y de caridad, de virtudes y de buen ejemplo para otros. Pero ella, también se ocupó de otras cosas, así como aquel samaritano de la parábola, que atendió al hombre tirado y herido, lo llevó con él y se encargó de que le siguieran atendiendo y cuidando y se comprometió a pagar el resto, si no era suficiente lo que estaba pagando para ello, es decir llevó su caridad más allá del momento, y cubrió las necesidades apremiantes de aquel prójimo, con bondad y verdadera caridad cristiana.

Así, mi amiga querida; proveyó mi necesidad económica y me regaló lo que (Dios hizo el resto) cubriría mi necesidad material, hasta cuando se solucionara mi pensión y ya recibiera yo el pago de la misma, y lo hizo a nombre de su padre terreno, de un hombre que admiré y admiraré, a quien le debo mucho, porque mucho aprendí de él y que así también aprendí que haciendo caridad a nombre de un difunto, le hacemos bien a su alma y si aún está en el Purgatorio, alguien me lo dijo y mi amiga lo hizo realidad y me enseñó cómo las buenas obras pueden trascender más allá de solamente lo terrenal y finito.

Hoy, ahhh ha pasado mucha agua bajo este puente, mi alma se fue robusteciendo, he ido apreciando cada día más la oración, he estado aprendiendo a amar, he ido creciendo si, creciendo lenta pero así, creciendo internamente, mi alma estaba muy pequeña, muy oculta por la carne; pero va saliendo poco a poco, quiere mostrarse y quiere ser ella la buena, la fuerte, la que mande y yo obedezca, para poder encaminarme con pies seguros en este empinado sendero, que a veces me hace caer, si, porque mis ojos aún se nublan y no veo los escollos, las piedras, las rocas que pone el enemigo, ese eterno enemigo y tropiezo; y caigo, si, mis amigos caigo, y con frecuencia; pero cada vez me levanto con más facilidad y continúo, porque ¿saben qué?, ya no estoy sola en el camino, siempre hay una mano fuerte, un brazo seguro, una sonrisa amable, un corazón confiado y muy preparado que me sale en auxilio, gracias a Dios, somos muchos ahora en este caminar; tengo muchos, muchos compañeros; y creo que si me dejo, seremos legiones.

Les había prometido transcribir de a poco de este libro por si no lo consiguen, pero, por lo pronto; les voy a regalar algo que no transcribí, sino que Dios que tanto me ama y a ustedes también, me lo puso A LA PRIMERA, en mi búsqueda en la red; un comentario precisamente sobre el libro que nos ocupa, y ni siquiera es una página católica, nada de eso, es sólo una página donde podemos aprender sobre diversos temas, que nos recomiendan algunos libros y hay de todo ahí.

Como soy muy quisquillosa en ese sentido, al final está la dirección de la página, porque honor a quien honor merece.

Lo que ya he transcrito, se los mando posteriormente, hoy, sólo los molesto con esta lectura (mía) que no es tan buena… y con el comentario, que considero que SI es muy bueno….

Un abrazo en Cristo y María Santísima…

Alma

11-02-08
Queridos hermanos en Cristo:

Para los que no me conocen (por escrito, no en persona; porque de esa manera no conozco a nadie del Grupo); hoy, en este bello Martes de la primer semana de Cuaresma, les envío esta reflexión que escribí ya hace rato, lo he pensado mucho; y tiene razón esa querida hermana mía en Cristo, que me aconsejó que lo comparta, porque quizá a alguien le sirva…..

Ruego a Dios porque así sea, ya que todo lo que soy (lo bueno) se lo debo a Él, yo no soy nadie, sola, pero con Dios lo soy en especial, única, e irrepetible; porque soy muy amada… tanto amó Dios al mundo que quiso darnos a Su Hijo Jesucristo; para nuestra salvación, pero no lo ha hecho a una cantidad de personas incontable, sino que lo ha hecho con cada uno de manera individual; sólo Él puede hacer algo así, como sólo Él lo ha hecho todo.

Y para que no esperen mi transcripción del libro mencionado aquí; (aunque ya había transcrito una parte), ya saben que Dios siempre me da (y les da) lo inesperado y por supuesto inmerecido; aquí mismo en la red, está, sin que les cueste un centavo y lo pueden leer, sin más.

Esta es la dirección de la página:

http://www.dudasytextos.com/actuales/regreso_hijo_prodigo.htm

Un abrazo afectuoso; en Cristo y María Santísima...

Alma

PURA ALMA GARZA PEDRAZA
MONTERREY - MEXICO
La aparición a María Magdalena
Fuente: Catholic.net
Autor: José Fernández de Mesa
Juan 20, 11-18

María se había quedado junto al sepulcro llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» Jesús le dice: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.

Reflexión:

Es justo para María Magdalena que, en su infinita ternura y misericordia, Jesús Renacido prefiera mostrarse por primera vez a ella con su cuerpo transfigurado. La compasión que Jesús siempre ha demostrado respecto a las almas en pena lo ha llevado a mostrar mayor atención hacia ellas. María Magdalena siguió durante años a Cristo en sus recorridos por las calles de Israel compartiendo alegrías y esperanzas con los otros discípulos, y ahora recibe el consuelo de ser la primera en ver a su Maestro vivo.¿Cuántas veces también nosotros nos sentimos deprimidos, trastornados, embrujados por los hechos que se arremolinan violentamente en nuestra vida? Es precisamente en estos momentos cuando Dios está más cercano a nosotros, ansioso de donarnos el consuelo de su abrazo y su Resurrección, si logramos renunciar a nuestra autocompasión y dejamos de hurgar, orgullosos, en nuestro corazón herido buscando sólo el bien propio. Si nos esforzamos por volver a la luz, entonces secaremos de nuestros ojos las lágrimas de la desesperación. Entonces veremos la esperanza de Cristo, el Hijo de Dios que ha triunfado sobre el dolor, el pecado y la muerte.
Boletín Comunidad de Comunicadores Católicos:
Año 1, No. 18,
Marzo 2008
Fuente: Catholic.net
Autor: Jorge Alberto Hidalgo Toledo

"Hemos llegado a un punto en que los medios de comunicación -y con ellos cada uno de nosotros- debemos hacer un momento de silencio personal y de reflexión, y después dialogar para hacer un análisis del momento histórico que vive nuestro país, sus habitantes, sus familias, sus instituciones y su cultura. Hemos de preguntarnos seriamente, ¿cuál es el aporte que podemos dar, sin silenciar ni ocultar la realidad, sino mostrándola como promesa de futuro, para que Chile sea un lugar de esfuerzo, de esperanza y de fraternidad; para que los padres no tengan temor al mundo que espera a sus hijos; y –lo digo desde nuestra fe en el Señor- para que vayamos a un nuevo encuentro vivo con Jesucristo, nuestro camino de renovación interior, de comunión y de solidaridad?." (Cardenal Francisco Javier Errazuriz Ossa, Medios, ¿sólo de comunicación social?, 27 de agosto de 2004)

La Comunidad de Comunicadores Católicos de Catholic.net les desea unas felices Pascuas a todos sus miembros.Jesús, a través del misterio pascual, nos mostró el paso de la muerte a la Vida, a una vida más plena. Jesús nos ha enseñado el significado del amor eterno, del amor que renueva, del amor que salva. En estos días que estaremos viviendo el misterio, les invitamos a abrir los ojos como comunicadores en busca de Jesús; queremos que vean más allá de lo que ven, que escuchen más allá de lo que se alcanza a oír, que beban del amor verdadero que es eterno y que iluminen de la mano de Cristo, la vida de todos sus lectores, televidentes y escuchas llevando la única esperanza cierta del amor de Dios.Por ello, compartimos con todos ustedes una serie de grandes textos que les permitirán profundizar en la forma en que ustedes podrán mostrar ese gran amor de Dios a todos sus hermanos. Así, rescatamos algunos documentos fundamentales para llevar el Evangelio a todos los rincones de la tierra.Asimismo aprovechamos para invitarlos a que sintonicen Catholic.net Radio y sigan las transmisiones especiales de Pascua que hemos preparado para comprender la maravilla de lo que celebramos. Abramos los ojos y despertemos todos nuestros sentidos para mirar y ver, escuchar, tocar y vivir el misterio de la Vida que ilumina y renueva.Recuerda, si cuentas con algún apostolado dedicado a la transformación de la cultura, la Evangelización y el Encuentro personal con Cristo, a través de los medios de comunicación, dalo de alta en nuestro proyecto Aparecida Manos a la obraNuestros mejores deseos. Te encomiendo en mis oraciones.
Su hermano en Cristo,
Jorge Alberto Hidalgo Toledo
Editor, Comunidad Comunicadores Católicos
http://es.catholic.net/comunicadorescatolicos/
En el camino de Emaús
Fuente: Catholic.net
Autor: Damián Sánchez
Lucas 24, 13-35

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

Reflexión:

Una tumba está vacía en Jesrusalén. Jesucristo cumple con sus promesas, no falla. En no pocas ocasiones había predicho su muerte y su resurrección. Algunos “escuchaban estas cosas y las meditaban en su corazón”, otros preferían no preguntar.Lo cierto es que Cristo ha resucitado. El Cielo se abrió para todos, cumplió con su misión, lo más grande que podía suceder ha sucedido. ¡Está vivo! Amamos a un vivo, estamos enamorados de un vivo. Él me puede hablar y yo le puedo escuchar. No sucede como con Platón, Napoleón o el mismo Gandi, sino que Él sigue entre nosotros.Ahora todo es posible, ya no hay nada que no se pueda esperar, nada que no pueda suceder, nada que pueda ocurrir, no a todos sino a cada uno, a ti y a mí. Si Cristo ha resucitado todo es posible, también que yo cambie, que mi alma resucite si es que estaba muerta, o que sea santa si es que aún no lo era.Jesucristo es apasionante, Él es radical, no le gusta los argumentos lógicos, ni las prudencias que nos rodean y nos impiden volar. Se apareció primero a las mujeres, cuando en aquel mundo judío ellas no eran nada, no se las tenía en cuenta. Aparecerse primero a ellas era una humillación, la peor publicidad. Pero Él no es de este mundo.Según nosotros hubiese hecho un milagro cósmico a la vista de todos, para así instaurar la religión cristiana de una vez por todas. Él no. Resucita en secreto y se aparece únicamente a los que están abiertos para recibirle.Ellas que vieron menos milagros, que no estuvieron en la Ultima Cena, ni en la transfiguración, pero sí en la Cruz.La misma sorpresa tendremos nosotros, si poseemos la Cruz en nuestra vida, el día que nos toque irnos al otro mundo, a su mundo y alguien se nos acerque diciendo: ¿A quién buscas?
El Evangelio de hoy
Lucas 24, 13-35


El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia a un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?"Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?" Él les preguntó: "¿Qué cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaba a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

+ Reflexión

San Lucas, en este pasaje, sintetiza lo que ya desde el principio de su evangelio ha venido diciendo: Dios se ha acercado a nosotros, nos ha salido al camino haciéndose uno de nosotros. Los judíos no lo reconocieron, ni tampoco ahora lo reconocieron los mismos discípulos. Dejando el cielo se puso a caminar con el hombre, para instruirlo en el camino de la vida pero, como dirá San Juan: "los suyos no lo reconocieron, pero a los que lo reconocieron les dio el poder llegar a ser hijos de Dios".Jesús continúa saliéndonos al encuentro de las formas más inusitadas: en un amigo, en los acontecimientos de todos los días, y ni qué decir en la Palabra de Dios, la oración y los sacramentos. Jesús ha tomado una opción por el hombre, y su deseo es acompañarnos hasta que lleguemos todos al cielo.Si nuestros ojos están oscurecidos, pude ser porque, como los discípulos de Emaús, no creemos aún que está vivo y que tiene verdaderamente poder para cambiar nuestra vida. Pidamos todos los días al Espíritu Santo que abra nuestros ojos y que inflame nuestro corazón para descubrir cómo Jesús nos acompaña en nuestra diaria jornada.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
26 marzo - Italia. N.S. del Palacio (1776) - Sinaxe del Arcángel Gabriel

Mayor fuerza en Nazaret que en el Calvario

Si me está permitido comparar lo incomparable, yo diría que encuentro y venero mayor fuerza en el nacimiento de Jesús que en su sufrimiento, más fuerza en el pesebre que en la cruz, más en Nazaret que en el Calvario. Pues la fuerza del Calvario y la de la Cruz crea hijos adoptivos de Dios, pero la obra y la potencia de Nazaret y del establo en Belén le da una Madre de Dios al mundo. Si el Hijo de Dios hubiese querido venir y sufrir al mundo sin nacer de una mujer, habría hijos de Dios, pero no habría Madre de Dios ni en la tierra ni en el cielo.


Cardenal Pierre de Bérulle. (1575-1629