sábado, septiembre 15, 2007

NUESTRA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS


La primera aparición

Ocurrió el 25 de marzo de 1945, día en que se celebra la fiesta de la Anunciación del Angel Gabriel a la Virgen María. Ese año la celebración coincidió con el domingo de Ramos, una muy especial coincidencia. Ida estaba en la sala de estar de su casa con sus hermanas y el Padre Frehe, que estaba de visita en la ciudad. Este sacerdote fue el confesor y director espiritual de la vidente, desde 1917 hasta su muerte ocurrida en 1967.
Hablaban de la guerra, del hambre y frío que pasaban, de las cosas que habían vivido en esos días. De repente algo atrajo la atención de Ida y la impulsó a ir a la habitación contigua. Allí vio una gran luz, una luz muy especial. Ida dudaba sobre el origen de aquella luz, cuando vio que la misma se le acercaba desde un rincón de aquella habitación. En ese momento la habitación desapareció frente a sus ojos, todo lo que estaba a su alrededor desapareció. Se encontró en medio de un mar de luz y de un profundo vacío, del que surgió una silueta, una figura viviente que tenía la forma de una mujer. Ida simplemente no lo puede explicar de mejor forma. Llevaba un vestido blanco con un cinturón, y estaba de pie con los brazos abiertos y las palmas de las manos hacia adelante, hacia Ida. Ida sintió en ese momento que tenía que ser la Santísima Virgen, no podía ser otra persona. Entonces la figura comenzó a hablarle:

le dijo “repite lo que te diga”.
Ida repetía palabra por palabra lo que escuchaba, María hablaba muy lentamente. Primeramente María le anticipó la liberación de Holanda de los alemanes, que ocurriría en mayo de 1945. Luego le muestra el Rosario y le dice: “a esto se lo debemos, Perseverad rezándolo”. Luego le pide oración, que se difunda la necesidad de la oración, especialmente los soldados que aún luchan en la guerra. También le profetiza que ellos pronto volverán a sus casas. Entonces su juntaron a su alrededor sus hermanas y el Padre Frehe, que escuchaban lo que ella repetía. El sacerdote pidió a una de las hermanas de Ida que escriba todo lo que escucha, mientras le dijo: Pregúntale quien es. La figura sonrió y dijo: “Me llamarán la Señora, la Madre”. Para la angustia de Ida, tanto el Padre Frehe como las hermanas se rieron de ello, porque nunca habían escuchado que a la Virgen se la llame de ese modo. Ida se enojó, pero luego pensó que si ellos vieran lo que ella veía no se reirían de ese modo, con lo que los disculpó de inmediato.
María pasó entonces frente a Ida, dejando una Cruz frente a ella. Cuando Ida se agachó para recogerla, notó que era muy pesada. La Virgen, después de decirle a Ida todo lo que quería que repitiera, se retiró lentamente mientras la luz se apagaba. La habitación recuperó su normalidad.
Esta primera aparición marcó la forma en que María se presentó a Ida desde 1945 hasta 1959, en cincuenta y seis oportunidades. Siempre en la forma de visiones y revelaciones, de las que surgieron profecías y pedidos, enseñanzas y consuelo. María en su máxima expresión maternal, engarzando las apariciones previas (la Medalla, Lourdes, La Salette, Fátima, entre otras) con las que vinieron con posterioridad (Akita, Rwanda, Betania, Garabandal, San Nicolás y Medjugorje, fundamentalmente). Amsterdam contiene un mensaje central que madurará con el tiempo: la Corredentora entre nosotros.
Los mensajes a lo largo de los años

La mayor parte de las apariciones ocurrieron en la casa de Ida, aunque algunas se dieron estando Ida en Alemania, mientras otras pocas ocurrieron en público. Al principio no hubo una fecha especial para los mensajes, pero al final de los años cincuenta María empezó a aparecer el 31 de mayo de cada año. La última aparición tuvo lugar el 31 de mayo de 1959. Sin embargo, a partir de 1958 la vidente empezó a tener vivencias Eucarísticas: visiones e imágenes llenas de valor simbólico que se daban durante la celebración de la Santa Misa en la capilla de la calle Diepenbrock en Amsterdam, que es donde se encuentra ubicado el cuadro original de la Señora.
Los primeros mensajes, desde 1945 hasta 1950, contienen muchas amonestaciones, advertencias y profecías, pero también mucho consuelo y promesas. Al principio no se entendían sus palabras e imágenes. María advertía sobre tremendas pruebas y peligros que amenazan a la Iglesia: falta el amor, la verdad y la justicia. Ella exhorta a la Iglesia a una mayor apertura y generosidad, quizás anticipando el Espíritu fresco y renovador que originó el Concilio Vaticano II, a pesar de que allí también se originaron algunos errores difundidos luego dentro de la Iglesia. En diversas imágenes María nos muestra un mundo desgarrado, infectado de corrupción y calamidades. María invita permanentemente en las visiones a volver a la Cruz, de lo contrario no habrá paz. Hace un llamado a la unificación de todos los cristianos, pues una tremenda lucha espiritual amenaza con estallar en Europa y expandirse al mundo entero.
Ella profetizó en visiones la guerra de los Balcanes, llevó a Ida a presenciar la catástrofe de Chernobyl, entre muchos otros anuncios. Sería imposible reproducir en este trabajo la totalidad de las visiones y mensajes recibidos por Ida. Por ello nos concentraremos en lo esencial de la visita de María a Amsterdam.
María describe el mundo por venir

Dice Ida, relatando una de sus visiones: Vi el Vaticano y a toda la Iglesia Católica a su alrededor. Luego vi una paloma negra volar sobre nuestra Iglesia. La Señora me señala esta paloma diciendo: “Es el espíritu viejo, que deberá desaparecer”. La paloma de repente se vuelve blanca, y María le dice: “Esta es una nueva paloma blanca. Manda sus rayos en todas las direcciones, pues el mundo se tambalea. Unos cuantos años más, y el mundo desaparecería,. Pero El vendrá y pondrá orden en el mundo, sin embargo…ellos tienen que escuchar”.
Luego María lleva a Ida frente a una gran Cruz: “tómala, El la ha llevado antes que tú”. No quiero llevarla, y siento como que represento a todas las personas del mundo que se niegan a llevar la Cruz. María me toma de la mano y me dice: “ven”. Ahora veo una figura radiante, luminosa, con una vestidura larga, que nos precede. Es la figura de un Hombre, pero totalmente transfigurado, Espiritual. El Hombre carga una Cruz pesada, la arrastra por el suelo. No puedo ver Su Rostro, es todo un rayo de Luz. Camina por todo el mundo con la Cruz, pero nadie lo sigue. “Está sólo”, dice María. “El va sólo por el mundo, que empeorará aún más, hasta que en un momento determinado algo terrible suceda”.
De repente la Cruz está de nuevo levantada en medio de la tierra. “Ahora todos tendrán que verla, quieran o no”, dice nuestra Madre. Ida ve a continuación una serie de imágenes extrañas. Cruces gamadas bajo la Cruz caen. Luego estrellas, todas caen. Hoces y martillos, todo cae bajo la Cruz. Luego ve de repente a la Señora con el Rosario, que dice: “¡Continuad rezando, todo el mundo!”. Señalando el Crucifijo, agrega: “Todo el mundo tendrá que regresar a El, desde el más grande al más pequeño, el más pobre como el más rico. Pero costará trabajo”. Luego Ida ve a María poniendo un pié sobre el globo terráqueo, y le dice: “Pongo el pié sobre la tierra. Los ayudaré y los conduciré hasta la meta, pero tendrán que luchar”.
Este mensaje, recibido por Ida el 7 de octubre de 1945, contiene profecías centrales para el mundo. María profetiza allí no sólo hechos históricos que ocurrirán en el futuro (para dar credibilidad a sus mensajes, profetiza la guerra de Bosnia o la catástrofe de Chernobyl) pero también anuncia una gran crisis dentro de la Iglesia y del mundo mismo. Anuncia eventos que María también nos anticipa desde Medjugorje o Garabandal, como el aviso o el gran milagro que ocurrirá para dar una última oportunidad de conversión a aquellos que tienen el alma alejada de Dios, en situación de muerte espiritual, aunque sus cuerpos aún vivan. También se anuncia como la Pastora que nos llevará de regreso a la Cruz de Su Hijo, como anticipó San Luis Grignon de Montfort o tantos otros Santos devotos de María.
Meditando este mensaje vemos con alegría el consuelo de la Madre que nos anticipa y confirma la inminente venida de Jesús en nuestro auxilio, a pesar de la tremenda oscuridad que crece en el mundo.
María nos anuncia el inminente regreso de Su Hijo

Ida ve a la Señora de pié, con el Niño Jesús en sus brazos. Jesús tiene una aureola alrededor de Su Cabeza, e irradia Luz en todas las direcciones. María baja y aparece de pie sobre el globo terráqueo, que gira debajo de Ella. María mira a Ida y le dice: “Ven, sígueme”. Van juntas y caminan sobre el globo terrestre. Mientras María mira a Ida, señala al Niño Jesús y le dice: “A El deseo traerlo de nuevo al mundo”. Pero mientras dice esto menea negativamente la cabeza una y otra vez. Veo que el Niño se transforma en una Cruz. De repente la Cruz cae al suelo y se rompe en pedazos. Ida mira al mundo y ve que se ha envuelto totalmente en oscuridad. María dice: “Lo traeré de nuevo al mundo”, y señala la Cruz rota. Luego la Virgen aparece sentada en un sillón con el Niño en su regazo, que irradia Luz en todas las direcciones. Ella dice: “Primero regresad a El, sólo entonces reinará la verdadera Paz”. María mira muy seriamente a Ida: “La Religión sufrirá una dura lucha, tratarán de destruirla. Pero lo harán con tanta astucia que casi nadie se dará cuenta de ello. Sin embargo yo los prevengo….Christus Regnum…¡Roma, ponte en guardia!”.
Esta visión, del 29 de marzo de 1946, contiene el anuncio de la Segunda Venida de Jesús, anunciada en repetidas ocasiones en el viejo y el nuevo Testamento. Pero también profetiza la dura lucha y crueldad que precederá este hecho Glorioso. Probablemente aquí preanuncia la difusión de la negación de la verdadera Presencia Eucarística de Jesús, hecho también conocido como la gran abominación. Evidentemente Roma sufrirá grandes ataques que tratarán de destruir la verdadera Cruz, la Presencia del Señor en Su Sacrificio Perpetuo, la Eucaristía.
El 31 de mayo de 1955 la Virgen dijo: “Cuando empecéis a pedir al Santo Padre la proclamación del dogma, la Señora cumplirá su promesa y vendrá la verdadera Paz. La verdadera Paz, pueblos, es el Reino de Dios. El Reino de Dios está más cerca que nunca. Comprended bien estas palabras... ESTÁ MÁS CERCA QUE NUNCA”.
María nos advierte, nos prepara en la necesidad de estar alertas a esta sutil pero destructiva acción del maligno que se avecina. Pero también nos da la mayor felicidad que podemos tener, al anunciarnos que este tremendo dolor de parto que sufriremos como Iglesia, como miembros del Cuerpo Místico de Jesús, precede a Su Regreso en Gloria.
Anuncios de catástrofes en Medio Oriente y el mundo entero

Ida ve a la Señora que le dice: “Vendrán catástrofes de norte a sur, de sur a oeste, y de oeste a este”. La vidente ve una cúpula redonda, que parece ser la ciudad de Jerusalén, y escucha: “En Jerusalén y en sus alrededores tendrán lugar graves batallas. Es como si el mundo se fuera a romper en dos partes. Habrá mucho dolor y miseria”. Ida siente mucho dolor en una mano y ve a América y Europa uno junto al otro. Ve escrito: “Guerra económica, boicot, crisis monetaria, catástrofes”. Luego ve de repente un gran reloj solar, y oye a María decir: “El reloj solar ha retrocedido”.
Esta visión del 26 de diciembre de 1947 parece preanunciar la crisis entre el mundo Musulmán y occidente que vemos en nuestros tiempos, con el mundo capitalista unido en guerra contra pueblos de oriente medio después del atentado del 11 de setiembre de 2001, y Jerusalén herida. Las catástrofes naturales parecen unirse a catástrofes económicas y bélicas producidas por el mismo hombre.
El 28 de marzo de 1948 sigue María profetizando sobre estos mismos temas:
Ida ve a la Señora que le dice: “Se tratará del derecho. Dentro de poco sucederán cosas muy serias, que serán precedidas por el caos, la confusión y la desesperación. Sobre San Pedro se adensarán nubes espesas, que sólo se disiparán con muchas luchas y esfuerzos. De lo contrario vendrá la ruina. Todos los cristianos deberán unir sus fuerzas, lo que costará mucho dolor y sufrimiento. Uníos todos, pues la lucha empieza. Las puertas se abren. En Jerusalén, los pueblos orientales se tapan la cara con las manos. Se lamentarán por su ciudad”. Luego la vidente ve escritas las siguientes palabras: “Rectitud, Amor y Justicia”. María dice: “Mientras esas palabras no entren en la cabeza de los hombres y no las vivan de corazón, no habrá perspectivas de paz. Pueblos cristianos, los paganos os lo van a enseñar”.
Una vez más María nos advierte de cambios en las reglas, que generarán tragedias espirituales y materiales. La inmoralidad y ambición desmedida que invade al mundo son advertidas por María como desencadenantes del dolor. También, como ocurrió con el pueblo Judío con la venida del Salvador, nos encontramos que el pueblo elegido (los cristianos, en esta oportunidad) deberán aprender de los gentiles o paganos.
Rusia, como en Fátima, foco de profecías

Ida ve a la Señora sentada, vestida de luto, con un velo blanco que le cubre la cabeza. Sus facciones son las de una mujer muy anciana, está encorvada y dice: “Estamos acá, en la oscuridad, es la corrupción de la humanidad”. A continuación entra con Ella en una profunda oscuridad. Siguen caminando, todo está muy oscuro. Entran en una cueva donde aparece un poco de paja y un Niño es colocado en ella. Muchas personas lo rodean, mientras María dice: “Gente humilde, los más pequeños de mis hijos. No encuentran lugar para ellos, grandes multitudes. Los más pequeños de mis hijos”. Luego dice: “Todo será fingido en Rusia, allí habrá un cambio total”. Luego Ida ve girar a la tierra, y María le dice: “La naturaleza también cambia”. Luego escucha: “Cristo ya no existe. Realismo, un espíritu de realismo”. Ida ve ese espíritu en la misma forma. Luego vuelven a ingresar a la misma cueva, y ve aparecer a todos los frutos y riquezas de la tierra: “Y ahora vamos a distribuirlos. Este es el espíritu que no han comprendido”.
Este mensaje del 7 de mayo de 1949 nos muestra el dolor de María, que sólo es compartido por sus hijos más pequeños. Ellos son los que están con Jesús, en su humilde cueva como lo hicieron los pastores en Belén. En estos tiempos el espíritu de los humildes pastorcitos debe ser imitado por aquellos que quieran ser consuelo e instrumentos para el traspasado Corazón de la Virgen. Rusia, difusor del comunismo como herramienta del mal contra la verdad de Cristo, es puesto en escena por María una vez más: allí se anunciaron los grandes cambios que han venido ocurriendo, y otros que ocurrirán. También nuestra Madre nos habla de los verdaderos frutos de la Creación, que son bien distintos de los frutos que el hombre moderno ha creado (el dinero, el placer, la vanidad y avaricia, el poder y la soberbia), como ídolos que reemplazan la alabanza y adoración del Dios único y verdadero
El Segundo Pentecostés: el Espíritu Santo entre nosotros
Dice María: “Existe en el mundo una tendencia fuerte hacia el bien, y es precisamente ésa la razón por la que el otro espíritu está trabajando. Ese espíritu está ocupado en influenciar al mundo y corromperlo. Los hombres no son en sí malos, sino sólo débiles. La Iglesia deberá esforzarse en formar el espíritu. Precisamente ahora tiene una gran oportunidad, porque la oportunidad está buscando. La lucha ya no será contra las naciones, sino contra el espíritu” (mensaje del 14 de febrero de 1950).
Dice nuevamente la Señora, mientras señala hacia arriba donde Ida ve una paloma blanca: “Mira, ese es el Espíritu nuevo que tiene que venir”. Luego ve salir unos rayos de la paloma. Los rayos van hacia abajo, dos hacia la mitad, dos a la derecha y dos a la izquierda. La Señora dice: “Más tarde entenderás el significado. Cristiandad, no sabes que grave peligro te amenaza. Hay un espíritu que quiere infiltrarse, pero -la Señora hace un signo de bendición con la mano- la victoria es nuestra”.
María hace insistentes referencias a la influencia del Maligno en estos tiempos, y al espíritu de materialismo que invade al mundo. Pero también nos anuncia el renovado soplo del Espíritu Santo, que nos inunda con sus inspiraciones, sus dones y sus gracias. Es tan numeroso el recuento de revelaciones y gracias dispersadas aquí y allá, que claramente podemos concluir que Dios nos está bendiciendo con un Segundo Pentecostés.

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