lunes, marzo 12, 2007

PARA REFLEXIONAR EN CUARESMA...

Dejarse tocar por Jesús, la Luz que libera

" Al pasar, Jesús se encontró con un ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién tiene la culpa de que esté ciego, él o sus padres?»Jesús les respondió: «Esta cosa no es por haber pecado él o sus padres, sino para que Dios obre en él un milagro.Mientras sea de día, tengo que hacer el trabajo que el Padre me ha encomendado. Ya se acerca la noche, cuando no se puede trabajar. Pero mientras yo esté en el mundo, Yo soy la luz del mundo.»Al decir esto, hizo un poco de lodo con tierra y saliva. Untó con él los ojos del ciego y le dijo: «Anda a lavarte en la piscina de Siloé (que quiere decir: el Enviado).» El ciego fue, se lavó y cuando volvió veía claramente.Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: «¿No es éste el que venía a sentarse y pedía limosna?» Unos decían: «Es él.» Otros decían que no, sino que era parecido. El decía: «Sí, soy yo.» Le preguntaron: «¿Cómo es que ahora puedes ver?».El contestó: «El hombre a quien llaman Jesús hizo barro, me lo aplicó a los ojos y me dijo que fuera a lavarme en la piscina de Siloé. Fuí, me lavé y veo.» Le preguntaron: «¿Dónde está él?». Contestó: «No sé.»Era día sábado cuando Jesús hizo lodo y abrió los ojos al ciego. Los judíos, pues, llevaron ante los fariseos al que hasta entonces había sido ciego, y otra vez, los fariseos le preguntaron cómo había sanado de la ceguera. Contestó él: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.» Algunos fariseos decían: «Ese hombre no es de Dios, porque trabaja en día sábado.» Pero otros se preguntaban: ¿Cómo puede ser pecador un hombre que hace signos como éste?» Y estaban en desacuerdo.Le preguntaron al ciego: «Y tú, ¿qué piensas de él, puesto que te ha abierto los ojos?» El contestó: «Es un profeta.»Los judíos no querían creer que había sido ciego este hombre que ahora veía claramente. Así es que hicieron llamar a sus padres y les preguntaron: «¿Es éste su hijo que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?»Los padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego. Cómo ve ahora, o quién le abrió los ojos, eso no lo sabemos. Pregúntenle a él, es mayor de edad y puede responder por su cuenta.»Los padres respondieron esto por miedo a los judíos, pues éstos habían decidio expulsar de sus comunidades a los que reconocieran que Jesús era el Cristo. Por eso contestaron: «Es mayor de edad, pregúntenle a él.»Los fariseos volvieron a llamar al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Confiesa la verdad. Nosotros sabemos que ése que te sanó es un pecador.»El hombre respondió: «Yo no sé si es pecador o no. Lo que sé es yo era ciego y ahora veo.» Le preguntaron: «¿Qué te hizo?, ¿cómo te abrió los ojos?». El les dijo: «Ya se lo he dicho y no me creyeron. ¿Para qué quieren oirlo otra vez?, ¿ustedes quieren también hacerse discípulos de él?»Entonces comenzaron a insultarlo: «Tú serás discípulo suyo. Nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios habló a Moisés, pero, de éste, no sabemos ni siquiera de dónde es.»El hombre contestó: «Esto es lo maravilloso, que ustedes no entiendan de dónde es un hombre que me abrió los ojos.»Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores, sino a los hombres buenos, que lo respetan y hacen su voluntad. Nunca se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada de eso.»Le contestaron ellos: «Desde tu nacimiento estás en pecado ¿y vienes a darnos lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron.Jesús supo que lo habían expulsado y, al encontrarlo, le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del Hombre?» Este le contestó: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le contestó: «Tú lo estás viendo. Soy yo, el que habla contigo.» El dijo: «Creo, Señor», y se arrodilló ante él.Jesús dijo: «He venido a este mundo a iniciar una crisis; los que no ven, verán, y los que ven, van a quedar ciegos.»Algunos fariseos estaban al lado de Jesús y le dijeron: «¿Y nosotros también somos ciegos?» Jesús les contestó: «Si fueran ciegos, no tendrían pecado. Pero ahora ustedes dicen que ven; con eso está el pecado, y se queda.»"
Jn. 9, 1-41

Pistas para la reflexión

· El relato de la curación del ciego de nacimiento permite descubrir la tensión creciente entre los judíos, en especial del grupo de los fariseos, y Jesús. Su práctica, cercana a los pecadores y llena de compasión y misericordia con ellos, despierta el recelo y la desconfianza. Aferrados al cumplimiento puntilloso y exagerado de la ley, son incapacer de «ver» y reconocer la presencia de Dios en la persona de Jesús.
· La narración utiliza en clave simbólica el dualismo «ver-no ver», como una expresión de «creer-no creer». El ciego, que no veía desde su nacimiento, recupera su vista por la acción de Jesús sobre él. Entonces «cree», se hace discípulo, lo defiende y lo reconoce como Señor y enviado de Dios (por eso al final se menciona el gesto de arrodillarse delante de Jesús).
· Jesús desautoriza una visión alienante de la religión que enseñaba que la enfermedad era consecuencia del pecado (que llegaba, incluso, ¡a transmitirse de padres a hijos!!! ). El pecado consiste en permanecer al margen de la acción de Dios, negar su presencia y gratuidad, su acción liberadora y santificante.
· En Cuaresma estamos llamados a dejarnos «tocar» por las manos de Jesús, como el ciego, para vivir la conversión del corazón. Reconocer y creer en Jesús, Dios de la Vida, que se acerca a nosotros para ofrecernos su Luz que libera.
Para compartir con nuestra comunidad
Preguntas para partir de la vida
¿Cómo nos sentimos en la oscuridad? ¿Qué nos pasa cuando no hay luz? Relacionar esto con nuestra experiencia de pecado. ¿Cómo nos sentimos al alejarnos de Dios?

Preguntas para profundizar el evangelio
Releer el texto y observar las acciones y palabras del ciego,¿qué actitudes y gestos de discípulos observamos en él?
• ¿Cómo es la actitud de los padres del ciego? ¿Por qué no se comprometen con Jesús?

Preguntas para pensar en la oración
¿Necesitas la luz de Jesús en tu vida? Pídele al Señor que en esta Cuaresma te libere de tus cegueras personales... Ofrecele tu vida para que El cambie aquellas actitudes que te impiden vivir en su luz.

Para orar juntos

Danos Señor tu luz,

para mirar la vida
con ojos de Evangelio.

Ayúdanos a confiar en tí,
con todo nuestro corazón,
para aprender a poner
en tus manos,toda nuestra existencia.

Necesitamos cambiar y volver a Tí.
Queremos vivir la conversión
y fortalecer nuestra fe.
Quita la venda de nuestros ojos

que nos impide descubrir a los demás
como hermanos.
Quita la venda de nuestro corazón
que nos impide sentir y vivir
movidos por tus enseñanzas.
Aclara nuestra mirada,

danos tu luz,
cambia la ceguera de nuestros pecados,
para creer y vivir como discípulos.
- Que así sea -

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