Viernes de ceniza
"Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias" (Sal 50)
El amor, del que nos habla el capítulo 25 de San Mateo, es prueba superada en el servicio a los necesitados.
Si miramos a nuestro alrededor hay situaciones que nos producen vértigo, distanciamiento, prevención, miedo, temor, angustia
INTERPELACIÓN PARA ESTE DIA
¿De qué huimos para buscar escenarios que no comporten riesgos a nuestra vida cristiana o física?
Déjame (Anónimo)
Déjame valerme de tus ojos
para ver la necesidad ajena,
sea grande o pequeña.
Déjame valerme de tus oídos
para oír el clamor de los perdidos.
Permíteme hacer uso de tu lengua
para divulgar Mis palabras de amor y compasión,
de oración y consuelo,
entre los abatidos.
Déjame valerme de tu mente
para implantar en ella
Mis pensamientos, pensamientos
de amor y de bondad.
Déjame tomar tu corazón en Mis manos
y que se parta por las multitudes que aún
no conocen Mi amor.
Sí, déjame quebrarte el alma
para que luego pueda tomar los trozos y
formar con ellos una vasija más dócil y
más útil a través de la cual verter Mi amor.
Déjame hacer uso de tus manos
para enjugar las lágrimas de quienes lloran,
para dar una palmadita de consuelo
en la espalda de quienes se hallan decaídos,
para auxiliar a quienes han quedado
a la vera del camino.
Lo único que requiero para poder
servirme de ti en esas situaciones
es que estés dispuesto y que prestes
oído a Mis suaves susurros.
Quizá piensas que esas situaciones no revisten
mucha importancia,
pero son grandes a Mis ojos.
Ser una vasija,
un instrumento de Mi amor,
constituye una gran vocación.
Jesús
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