Sobre la Liturgia de las Horas De la homilía de las Vísperas en la catedral de Notre-Dame, París, 12 de septiembre de 2008
El Hijo de Dios se encarnó en el seno de una Mujer, de una Virgen. Vuestra catedral es un himno vivo de piedra y de luz para alabanza de este acto único de la historia humana: la Palabra eterna de Dios entrando en la historia de los hombres en la plenitud de los tiempos para rescatarlos por la ofrenda de sí mismo en el sacrificio de la Cruz.
Las liturgias de la tierra, ordenadas todas ellas a la celebración de un Acto único de la historia, no alcanzarán jamás a expresar totalmente su infinita densidad.
En efecto, la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios, que es la Hermosura infinita. Nuestras liturgias de la tierra no podrán ser más que un pálido reflejo de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba, meta de nuestra peregrinación en la tierra.
Que nuestras celebraciones, sin embargo, se le parezcan lo más posible y la hagan presentir. Desde ahora, la Palabra de Dios nos ha sido dada para ser el alma de nuestro apostolado, el alma de nuestra vida de sacerdotes.
Cada mañana, la Palabra nos despierta. Cada mañana, el Señor mismo nos "espabila el oído" (Is 50,5) para los salmos del Oficio de Lecturas y Laúdes. A lo largo de la jornada, la Palabra de Dios se convierte en la materia de la oración de toda la Iglesia, que desea así dar testimonio de su fidelidad a Cristo. Según la célebre fórmula de san Jerónimo, que será retomada por la XII Asamblea del Sínodo de los Obispos, en el próximo mes de octubre: "Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo" (Prólogo del comentario a Isaías).
Queridos hermanos sacerdotes, no tengáis miedo de dedicar mucho tiempo a la lectura, a la meditación de la Escritura y al rezo del Oficio divino. Casi sin saberlo, la Palabra leída y meditada en la Iglesia actúa sobre vosotros y os transforma. Como manifestación de la Sabiduría de Dios, si se transforma en la "compañera" de vuestra vida, será vuestra "compañera en la prosperidad", vuestro "alivio en las preocupaciones y tristezas" (Sab 8,9).
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sábado, septiembre 20, 2008
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