Un maestro contó a sus alumnos esta historia.-
Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.
¿Qué piensan ustedes de ese hombre?
-Que es un necio -respondió uno de los discípulos-.
¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?
Dijo entonces el maestro:
-Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos.
Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.
Así dijo el maestro, y los discípulos se hicieron el propósito de no cargar nunca el peso del odio o del resentimiento
lunes, septiembre 29, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario