Queridos amigos: Paz y Bien.
Hoy, siguiendo con las enseñanzas de la Iglesia sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía, comenzamos con el libro
sobre: LA SANTA MISA.
Fuente: LA MISA, UNA FIESTA CON JESUS.
Autor: P. Angel Peña Benito, misionero agustino recoleto, con sede en Lima (Perú)
SEGUNDA PARTE.
LA MISA PASO A PASO.
SANTA MISA: RITOS INICIALES. (Continuación)
b) ACTO PENITENCIAL
Después, viene el acto penitencial según distintas variantes. Se trata de reconocernos pecadores y pedir perdón a Dios de todos nuestros pecados, aunque si son graves, debemos acudir a la confesión. Cuando se usa el Yo confieso, nos damos tres golpes de pecho, reconociendo que hemos pecado y pedimos perdón a Dios.
Luego vienen las invocaciones Señor, ten piedad, Cristo ten piedad, que el pueblo repite para manifestar con claridad su arrepentimiento y poder estar lo más limpios posible para el gran encuentro con Jesús, que debe ser una fiesta para todos. Es bueno confesarse, al menos, una vez al mes. Y, si hay que confesarse en la misa, es preferible venir lo antes posible.
c) GLORIA
El Gloria es un antiquísimo y venerable himno con que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero y le presenta sus súplicas.
El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan o todos juntos o el pueblo alternando con los cantores, o sólo la schola. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos juntos (OGMR 53).
El gloria se recita o canta los domingos y fiestas o solemnidades del año, excepto en Cuaresma y Adviento.
Es el canto de los ángeles, pues el día de Navidad cantaban: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2,14). Unámonos a los ángeles para recitar o cantar este himno celeste.
d)ORACION COLECTA
Después del gloria o, si no hay gloria, después del acto penitencial, el sacerdote invita a la oración diciendo Oremos.
Y todos a una con el sacerdote permanecen un momento en silencio para hacerse conscientes de estar en la presencia de Dios y formular interiormente sus súplicas. Entonces el sacerdote lee la oración que se suele denominar colecta (OGMR 54).
Se llama colecta, porque en ella se recogen los deseos de los fieles y el sacerdote, como intercesor, los ofrece al Padre por medio de Jesús en unión con el Espíritu Santo.
Con esta oración, se terminan los ritos iniciales de la misa y comienza la liturgia de la palabra. (Continuará)
Un saludo cordial en Jesús Eucaristía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.
martes, septiembre 30, 2008
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