Queridos amigos: Paz y Bien.
Continuamos con otro tema, sacado de:
Fuente: www.proyectovocacional.com
Tema: COMUNIDAD ADORADORA
El ideal sería que cada Comunidad religiosa tuviera adoración eucarística perpetua. Esto no siempre es posible por falta de personal; pero, al menos, que tengan Exposición del Santísimo algunas horas al día, especialmente en sus momentos de oración comunitaria.
El Superior o Superiora debería tener el permiso correspondiente para poder exponer el Santísimo y reservarlo, al menos, durante algunas horas al día. Así darían mayor realce a la oración en común. Con frecuencia, los sagrarios de nuestras capillas dicen muy poco, son poco llamativos y no centran la atención. En cambio, una hermosa custodia con Jesús Expuesto, llama más la atención, concentra la mirada y nos ayuda a manifestarle más nuestro amor. Al verlo rodeado de luces y flores, nos parece como si estuviera más bello y nos emociona más. Y esto que parece tan sencillo puede tener una trascendencia en la vida de Comunidad, al hacer mejor su oración y al recibir más bendiciones de Dios.
Al tener el Santísimo Expuesto, al menos algunas horas, se daría mayor importancia a algunas religiosas ancianas o impedidas, cuya misión en la Comunidad, al no poder hacer trabajos físicos, será orar ante el Santísimo por toda la Comunidad. Si la Exposición se hace en la iglesia, que está abierta al público, entonces se podría conseguir personas laicas que, por turnos, puedan estar en adoración. Las horas de adoración comunitaria atraerían muchas bendiciones de Dios para las religiosas y para todo el pueblo o ciudad donde residen. Incluso, aumentarían las vocaciones al pedírselo diariamente a Jesús ante el Santísimo Sacramento y enviando después a los ángeles custodios a buscar vocaciones. Así lo ha hecho algún convento con excelentes resultados. QUIERO COMPARTIR CON VOSOTROS ESTA ORACIÓN QUE SU SANTIDAD PRONUNCIÓ DESPUES DE UN MOMENTO DE ADORACIÓN ANTE EL SANTISIMO.ES COMO UNA VISITA A JESUS SACRAMENTADO, PERO HECHA POR NUESTRO SANTO PADRE.
En la Procesión Eucarística Benedicto XVI pide "proclamar las maravillas de Dios"
15 de Septiembre (Vatican Information Service - VIS) - LOURDES.
Este domingo a las 18:30 horas, el Santo Padre Benedicto XVI, vestido con paramentos litúrgicos, asistió desde el podio a la parte final de la Procesión Eucarística en la Pradera del Santuario de Lourdes. Después de un momento de adoración al Santísimo Sacramento, el Papa pronunció una oración. "Señor Jesús, estás aquí. Y vosotros, hermanos, hermanas, amigos míos. Estáis aquí, conmigo, ante Él".
"Lo contemplamos, lo adoramos, lo amamos. Buscamos amarlo todavía más".
"Adoramos a Aquel que está al inicio y al final de nuestra fe, sin el que no estaríamos aquí esta tarde, sin el que no seríamos nada, sin el que no existiría nada, nada, absolutamente nada. Aquel, por medio de quien "se hizo todo"; por quien hemos sido creados, para la eternidad; el que nos ha dado su propio Cuerpo y su propia Sangre, Él está aquí, esta tarde, ante nosotros, ofreciéndose a nuestras miradas".
"La Hostia Santa expuesta ante nuestros ojos proclama este poder infinito del Amor manifestado en la Cruz gloriosa. La Hostia Santa proclama el increíble anonadamiento de Quien se hizo pobre para darnos su riqueza, de Quien aceptó perder todo para ganarnos para su Padre. La Hostia Santa es el Sacramento vivo y eficaz de la presencia eterna del Salvador de los hombres en su Iglesia".
"María, la Virgen Santa, María, la Inmaculada Concepción, aceptó, hace dos mil años, entregarle todo, ofrecer su cuerpo para acoger el Cuerpo del Creador. Todo ha venido de Cristo, incluso María; todo ha venido por María, incluso Cristo".
"María, la Santísima Virgen, está con nosotros esta tarde, ante el Cuerpo de su Hijo, ciento cincuenta años después de revelarse a la pequeña Bernadette".
"Virgen Santa, ayúdanos a contemplar, ayúdanos a adorar, ayúdanos a amar, a amar más todavía a Quien nos amó tanto, para vivir eternamente con Él".
"Una inmensa muchedumbre de testigos está invisiblemente presente a nuestro lado; (...) la muchedumbre de todos los que pasaron horas adorándolo en el Santísimo Sacramento del Altar". "Esta tarde, no los vemos, pero los oímos aquí, diciéndonos a cada uno de nosotros:
"Ven, déjate llamar por el Maestro. Él está aquí y te llama. Él quiere tomar tu vida y unirla a la suya. Déjate atraer por Él. No mires ya tus heridas, mira las suyas. No mires lo que te separa aún de Él y de los demás; mira la distancia infinita que ha abolido tomando tu carne, subiendo a la Cruz que le prepararon los hombres y dejándose llevar a la muerte para mostrar su amor. En estas heridas, te toma; en estas heridas, te esconde. No rechaces su amor".
"La multitud inmensa de testigos que se dejó atraer por su Amor, es la muchedumbre de los santos del cielo que no cesan de interceder por nosotros. Eran pecadores y lo sabían, pero aceptaron no mirar sus heridas y mirar sólo las heridas de su Señor, para descubrir en ellas la gloria de la Cruz, para descubrir en ellas la victoria de la Vida sobre la muerte".
"Jesucristo pasado, en la verdad histórica de la tarde en el cenáculo, que se nos recuerda en toda celebración de la Santa Misa".
"Jesucristo presente, porque nos dice:
"Tomad y comed todos, porque esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre".
"Esto es", en presente, aquí y ahora, como en todos los aquí y ahora de la historia de los hombres".
"La Eucaristía es también Jesucristo futuro, Jesucristo que viene. Cuando contemplamos la Hostia Santa, su cuerpo glorioso transfigurado y resucitado, contemplamos lo que contemplaremos en la eternidad, descubriendo el mundo entero llevado por su Creador cada segundo de su historia. Cada vez que lo comemos, pero también cada vez que lo contemplamos, lo anunciamos, hasta que el vuelva, "donec veniat". Por eso lo recibimos con infinito respeto". "Algunos de nosotros no pueden o no pueden todavía recibirlo en el Sacramento, pero pueden contemplarlo con fe y amor, y manifestar el deseo de poder finalmente unirse a Él. Es un deseo que tiene gran valor ante Dios: esperan con mayor ardor su vuelta; esperan a Jesucristo, que debe venir".
"Amados hermanos y hermanas, peregrinos y habitantes de estos valles, hermanos Obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, todos vosotros que estáis viendo el infinito anonadamiento del Hijo de Dios y la gloria infinita de la Resurrección, permaneced en silencio y adorad a vuestro Señor, nuestro Maestro y Señor Jesucristo. Permaneced en silencio, después hablad y decid al mundo: no podemos callar lo que sabemos. Id y proclamad al mundo entero las maravillas de Dios, presente en cada momento de nuestras vidas, en toda la tierra. Que Dios nos bendiga y nos guarde, que nos conduzca por el camino de la vida eterna, Él que es la Vida, por los siglos de los siglos. Amén".
Un saludo cordial en Jesús Eucaristía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.
domingo, septiembre 21, 2008
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