lunes, septiembre 01, 2008

1145 - 26/08/2008

Queridos amigos: Paz y Bien.
Continuamos con otro tema, sacado de:
Fuente: www.proyectovocacional.com
Tema: LA HIORA SANTA (Continuación)

El beato Damián de Molokai organizó en la isla de los leprosos la adoración perpetua en su capilla y allí se pasaba muchas horas en adoración ante Jesús, ofreciéndole todo su amor por aquellos leprosos, que tanto lo necesitaban. Un día llegó un voluntario para ayudarlo en su tarea. Era un hombre bueno, que estaba buscando un sentido para su vida. Se llamaba Dutton y venía de USA. Un día, Dutton necesitaba consultar algunas cosas con el Padre Damián y no lo encontraba por ninguna parte. Por fin, lo encontró en la capilla. El Padre Damián se veía como transformado de amor y sus ojos brillaban de felicidad. A Dutton le impresionó tanto esa actitud y ese amor ante Jesús sacramentado, que se convirtió al catolicismo y siguió ayudando a los leprosos. Hoy está abierta la causa de su beatificación. El beato Damián decía: Sin mi hora santa diaria en presencia de Jesús sacramentado, no hubiera sido capaz de quedarme en este lugar ni un solo día.San Pedro Julián Eymard insistía: Hay que considerar la hora de adoración como una hora de paraíso. Vayan a ella como si fuesen al cielo, como a un banquete divino.San Juan María Vianney vio en una ocasión con sus propios ojos cómo Jesús tomaba con cariño en sus manos la cara de cada persona que lo visitaba en el Santísimo Sacramento y le daba un tierno beso de amor y agradecimiento. Como si quisiera cumplir lo que dice Oseas: Con cuerdas humanas, con lazos de amor los atraía… Era para ellos como quien alza a un niño contra su mejilla y se baja para darle de comer (Os 11, 4).
La beata Madre Teresa de Calcuta, cuando le preguntaban qué era lo que convertiría al mundo, decía sin dudar: la oración. Y añadía: En cada parroquia es preciso orar delante del Santísimo Sacramento en horas santas de adoración... En el capítulo general que tuvimos en 1973, las hermanas pidieron que la adoración al Santísimo, que teníamos una vez por semana, la tuviéramos cada día, a pesar del enorme trabajo que pesaba sobre ellas. Esta intensidad de oración ante el Santísimo ha aportado un gran cambio en nuestra Congregación. Hemos experimentado que nuestro amor a Jesús es más grande, nuestro amor de unas a otras es más comprensivo y nosotras tenemos el doble de vocaciones.
Un saludo cordial en Jesús Eucariastía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.


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