Queridos amigos: Paz y Bien.
Hoy continuamos con el tema: ABANDONO EN LAS MANOS DE DIOS.
Fuente: LA MARAVILLA DE SER HIJO DE DIOS.
Autor: Padre Ángel Peña Benito, misionero agustino recoleto.
Tema: ABANDONO EN LAS MANOS DE DIOS. (Continuación)
Vale la pena abandonarse en los brazos de Dios. Pero piensa que abandonarse significa estar en una disponibilidad total a sus planes. El abandono es la manifestación más plena del amor y de la confianza. Abandono es olvidarte de ti mismo y confiar solamente en Él, es creer firmemente en su amor divino, es confiar hasta la audacia, aunque no veas el final. Es como dejarte llevar y navegar sin temor en el mar inmenso del Corazón de Dios. Porque "en el Corazón de Dios no hay más que amor" (Cura de Ars).A veces, el abandono cuesta mucho, porque significa dejar todas las seguridades humanas e ideas personales y dejarse llevar... por Él. Es fiarse de Él, pase lo que pase, sin ponerle nunca condiciones. Es saber que Él controla tu vida hasta en los más mínimos detalles y que todo lo que suceda es lo mejor para ti. Es buscar siempre la voluntad de Dios y cumplirla. ¿Alguna vez te has entregado así totalmente hasta el abandono en las manos de Dios? Bernard Nathanson, el famoso abortista norteamericano, convertido católico, dice en su libro "La mano de Dios": "Al aceptar a Cristo, le he entregado el control de mi vida, ya no tengo control de nada, ni quiero tenerlo. Antes convertí mi vida en un caos, pero ahora estoy en las manos de Dios". Vale la pena entregarse, pero piensa que, si lo haces, debes ser fiel a tu compromiso y no volverte atrás. Es como decirle de antemano: "Gracias, por todo lo que pase en mi vida". Es como ser una Eucaristía viviente, una "acción de gracias" per manente.Pero ¿te fías de Dios? ¿Alguna vez te has rebelado contra Él o contra lo que ha permitido en tu vida? ¿Estás dispuesto a aceptar la enfermedad o cualquier otra desgracia sin rebelión? ¿Por qué tienes tanto miedo a lo que puede sucederte? ¿Acaso no crees que todo está en las manos de tu Padre Dios? No pierdas energías, pensando en tu futuro, no acudas a brujos, curanderos, adivinos o talismanes para que te den buena suerte. Deja que Él se ocupe personalmente de tus asuntos, no quieras resolverlos a tu manera. Déjale ser Dios y hacerlo todo de acuerdo con sus planes.
Un saludo cordial en los Corazones de Jesús y María.
José Luis Elizalde Esparza.
viernes, agosto 08, 2008
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