Queridos amigos: Paz y Bien.
Hoy comenzamos el mes de Junio,
dedicado al SAGRADO CORAZON DE JESUS,
bajo la faceta de sus principales atributos,
AMOR, BONDAD, TERNURA, COMPASION,
MISERICORDIA, FIDELIDAD, PIEDAD, PERDON...
Su Fiesta tuvo lugar el día 30 de Mayo, hace dos días.
Y le suplicamos que nos concediera la gracia de caer
en la cuenta de su AMOR INFINITO por los hombres.
Y como corespondencia a ese AMOR,
reparemos todos los sacrilegios, ofensas, injurias
que se cometen contra sus sagrarios.
donde se encuentra, realmente presente con su
Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad.
Hoy vamos a tratar un nuevo tema:
EL SENTIDO DE LA VIDA HUMANA.
Fuente:LA MARAVILLA DE SER HIJO DE DIOS.
Autor: Padre Ángel Peña Benito, misionero
agustino recoleto, con sede en Lima (Perú).
Tema: EL SENTIDO DE LA VIDA HUMANA
Decía Blas Pascal: "Cuando considero la escasa duración de mi vida absorbida en la eternidad, que la precede y que la sigue, el pequeño espacio que lleno y que veo, hundido en la infinita inmensidad de los espacios, que ignoro y que me ignoran, me estremezco y me asombro de verme aquí y no allí. Porque no hay razón alguna para estar aquí y no allí, para existir ahora y no en otro momento.
¿Quién me ha puesto aquí?
¿Por orden y mandato de quién me ha sido asignado este lugar y este tiempo?
¿Por qué está limitado mi conocimiento?
¿Mi estatura? ¿Mi duración a cien años y no a mil?
¿Qué razón ha tenido la naturaleza para darme lo que tengo y no otra cosa?
" Son preguntas que desde siempre han torturado al ser humano y que los filósofos con la sola luz de la razón todavía siguen contestando.
¿Quién soy yo?
¿A dónde voy y de dónde vengo?
¿Qué hay después de la vida?
La respuesta será diferente según se acepte o no a Dios. Si Dios no existe, y la vida humana no es un don de Dios, entonces, lógicamente, el ser humano no es más que un ser viviente en la inmensidad del Universo, un organismo, que, a lo sumo, ha alcanzado un grado de perfección más elevado. Y la vida humana será solamente una "cosa", que es de su exclusiva propiedad y puede manipularla y manejarla a su gusto y capricho. Por eso, cuando se oscurece el sentido de Dios, se cae fácilmente en el materialismo brutal, que es el caldo de cultivo para el egoísmo y la búsqueda descontrolada del placer a cualquier precio.Siguiendo esta lógica, se valorará al ser humano, no por lo que "es" como persona, sino por lo que "tiene, hace o produce", según su utilidad. De ahí viene la supremacía del más fuerte sobre el débil y se margina como seres sin valor a los ancianos, pobres, enfermos, etc., etc. De aquí viene una cultura de "muerte", que propicia la anticoncepción, el aborto y la eutanasia para evitar problemas y conseguir mejor el bienestar material. Y se olvidan los valores espirituales... Y el hombre se queda cada día más vacío y triste existencialmente, porque su vida carece de sentido y todo termina con la muerte. Y vienen los suicidios y la violencia para conseguir el poder y el placer. Por todo esto, debemos admitir que el ser humano sólo tiene sentido en Dios, por Dios y para Dios. De ahí le viene su grandeza, como hijo de Dios, y la raíz de todos sus derechos y deberes como persona humana. Visto así, el hombre es la obra más hermosa de la creación. No hay en la inmensidad impensable del Cosmos un ser más fascinante que el ser humano. Es su creación más fina. Es como una chispita de amor divino, que se alza continuamente hacia las "estrellas", hacia lo alto, hacia su Padre Dios. Decía Haecker que "el hombre es un ser abierto a horizontes infinitos". León Bloy diría que "el hombre es un peregrino de lo Absoluto". No puede satisfacerse con las cosas materiales de este mundo, tiene sed de horizontes sin límites, de mares sin orillas, en una palabra, tiene sed del infinito de Dios. Su deseo de felicidad es demasiado grande para que pueda colmarse con las pobres satisfacciones de este mundo material. Y, por eso, busca siempre a Dios, su Padre, para encontrar en Él la satisfacción de todas sus aspiraciones y el sentido de su vida. Ha sido creado por amor y para amar.
Por lo cual, siente constantemente una atracción natural hacia Dios, que es Amor. Dios, su Padre, le ha dado la vida con mucho amor, como una prolongación de su amor. El material de que está hecho el hombre es amor. Por lo cual, el hombre que no ama y se cierra al amor, se vuelve antinatural y antihumano. Su vocación como ser humano es el Amor. Y en este camino del amor, Jesucristo es el modelo y el camino. Él es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre. "Jesucristo es la respuesta definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida" (Eclessia in America, 10). Para llegar a Dios debemos hacerlo por medio de Cristo. "Dios nos da la victoria por medio de Jesucristo" (Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios, 15, 57). Por Cristo, con Él y en Él se esclarece toda nuestra existencia y la razón de nuestro vivir.
Un saludo cordial en el Cuerpo y Sangre de Cristo y en el Corazón Inmaculado de María.
José Luis Elizalde Esparza
sábado, mayo 31, 2008
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1 comentario:
"reparemos todos los sacrilegios, ofensas, injurias
que se cometen contra sus sagrarios.
donde se encuentra, realmente presente con su
Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad."
El sagrario de JESUCRISTO es el CORAZON de nuestros hermanos, reparemos mas bien las ofensas, las injurias, los "sacrilegios" que hacemos con uno de esos "pequeños", ya que estaremos ofendiendo al mismo Jesus (quien a alguno de estos pequeños lo haga, lo hara conmigo dice Jesus en su palabra respecto a nuestro projimo,para bien o para mal).
El verdadero sagrario del Espiritu Santo que es el Espiritu del Señor Jesus habita en NOSOTROS, nosotros somos el verdadero sagrario, acaso San Pablo no dice que somos TEMPLO DEL ESPIRITU SANTO?, y si el Espiritu Santo es el Espiritu de Dios que engendro a Jesus, no es Jesus tambien? no tenemos un Dios trino acaso?...Hermanos cuando aprenderemos a dejar de ser como los judios que se fijan en las cosas materiales (las de afuera hechas por manos humanas) y no las de adentro (el corazon hecho por la mano de Dios). Que el Señor Jesucristo les de Luz y sabiduria verdadera.
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