Queridos amigos: Paz y Bien
Ayer terminábamos nuestra reflexión con estas palabras:
Como decía el Cardenal Newman: "Dios me ha confiado un trabajo que no ha encomendado a ningún otro.
Tengo una misión en la vida. De algún modo, yo soy necesario para su propósito y no puedo defraudarlo".
Para conseguirlo debes orar mucho.
Hoy el tema que vamos a poner a nuestra reflexión es el de LA ORACION.
Fuente: LA COMUNION DE LOS SANTOS, una gozosa y maravillosa experiencia de Dios.
Autor: P. Ángel Peña Benito, O.A.R., misionero agustino recoleto, con sede en Lima (Perú)LA
ORACIÓN
Decía Sta. Teresita del Niño Jesús: "Cuán grande es el poder de la oración. Diríase que es una Reina que tiene siempre libre entrada en el palacio del Rey, pudiendo obtener todo lo que le pide... Para mí la oración es un impulso del corazón, una simple mirada al cielo; es un grito de agradecimiento y de amor que elevamos al cielo, lo mismo en medio de la tribulación que en el seno de la alegría. En fin, es algo elevado y sobrenatural, que dilata el alma y la une a Dios". Ella misma nos dice que cuando no podía rezar, recitaba muy despacio el Padrenuestro y el Avemaría y sentía que alimentaba espiritualmente su alma. Y ¿qué podemos decir del Rosario meditando en los misterios de la vida de Jesús y de María, que tantas veces nos recomienda María, nuestra Madre? ¿Y del rezo del Oficio Divino, la oración pública de la Iglesia? Pero por encima de todas las oraciones, está la santa Misa, la oración misma de Jesús. Porque es Jesús quien sigue ofreciéndose al Padre por la salvación del mundo como lo hizo en la cruz. Y nosotros debemos vivir la Misa y hacer de nuestra vida una misa continua, viviendo nuestra propia misa. ¿Cómo? Ofreciéndonos en cada momento y ofreciendo todo lo que somos, hacemos o tenemos con Jesús por la salvación del mundo. Es importante hacerlo todo en unión con la Sangre de Jesús, en el Nombre de Jesús, en unión con cada misa que se celebra en el mundo o estando presentes en cada sagrario del mundo y adorando a Jesús Eucaristía en unión con los ángeles y los santos que lo acompañan.¡Cuántas veces he pensado en el valor de la Eucaristía! En tan pocos minutos, una Misa bien celebrada tiene un valor infinito que hay que aplicar por la salvación actual del mundo. Pero qué importante es celebrarla bien y asistir con amor y devoción para recibir a Jesús mismo en la Comunión. ¡Cuánto vale también el sacramento de la confesión para quedar limpios de nuestros pecados! Por eso, alabemos a Jesús por los sacramentos que nos dejó en su Iglesia. Démosle gracias por su Iglesia Católica con el Papa, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos. Todos debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a esta Iglesia de Jesús y todos debemos sentirnos Iglesia.Si hubiéramos nacido siglos antes de Cristo o en otros países no cristianos, no habríamos podido disfrutar del conocimiento ni del amor de Cristo ni de tantas bendiciones que nos ha dejado en su Iglesia. Igualmente el hecho de haber nacido en países cristianos con muchos santos, es una fuente de bendición para nosotros, ya que su intercesión nos ayuda enormemente. Las tumbas de los santos son lugares de luz y de bendición para nosotros, y su recuerdo estimula a sus devotos. ¡Cuánto vale también el tener objetos e imágenes bendecidas en nuestras casas! ¡Qué poder encierra la bendición del sacerdote! Con frecuencia, cuando voy a algún lugar, pido a Jesús que lo cubra de su Sangre y lo proteja de todo poder del Maligno y sé que mi oración es escuchada. La casa de mis padres la bendije muchísimas veces. ¡Cuántas bendiciones habrán recibido, sin saberlo, los que la compraron! Y, al revés, podríamos decir lo mismo. ¡Cuánta influencia negativa habrán recibido los que viven en luga res donde se ha practicado el espiritismo, brujería, satanismo, etc. (continuará)Un saludo cordial en la Providencia Infinita de Dios, y en la Comunión de los Santos. Que María nos abra a la Luz de Dios.José Luis Elizalde
jueves, abril 03, 2008
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