Queridos amigos: Paz y Bien
El tema de hoy es, simplemente el deseo de algo que todos los enamorados de Jesús Eucaristía aspiran: LA UNION CON DIOS.
Fuente: JESUS EUCARISTÍA, EL AMIGO QUE SIEMPRE TE ESPERA
Autor: P. Ángel Peña Benito, O. A. R. misionero agustino recoleto, con sede en Lima (Perú) Tema: UNIDOS PARA SIEMPRE.
He aquí una parábola del grano de trigo, que llegó a ser hostia. Jesús decía: "En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedará solo; pero si muere, dará mucho fruto" (Jn 12,24). Érase una vez un granito de trigo, pequeño y sencillo, que quería ser santo y llegar hasta el cielo. Y se ofreció a Dios... y se puso en sus manos de buen sembrador. Y el Señor, de inmediato, con mucho cariño, lo colocó en tierra buena y lo cuidó como a un niño. Pero el granito, gritaba..., pasaba las noches oscuras, a solas, con miedo y con frío, muriendo a sí mismo, pero, sin saberlo, renaciendo a una vida más hermosa y bella. Y empezó a crecer como espiga, débil y temerosa, azotada por las lluvias y mecida por los vientos. Y fue creciendo, creciendo, acariciada por el sol, y soñaba, soñaba... y pedía y oraba. Cuando estuvo madura, un día de estío se presentó el segador. Y ella, alarmada, gritaba y decía: "A mí, no, porque yo estoy destinada a ser santa y elevarme hasta el cielo". Pero el hombre, tal vez, distraído, metió la hoz, despiadado, y quebró sus ensueños de oro. "Oh Señor, clamó entonces la espiga, ya no puedo llegar a tus brazos. Sálvame mi Señor, que me muero". Pero el Señor, cual si nada escuchase, respondió con un largo silencio... Y aquel hombre, tomando la espiga, bajo el trillo la puso al momento... Y los granos crujieron... y cual sarta de perlas preciosas, por la era rodaron deshechos. Y vinieron más hombres y metieron los granos de trigo en un saco viejo, llevándolos luego al molino, donde finísimo polvo se hicieron. Y la harina seguía llorando. Pero arriba, en el cielo, seguían callando.., y, aquí abajo, seguían moliendo. Y ¿por qué callaría Jesús? Y ¿por qué, si era pura e inocente, le negaba el consuelo? Pero ella obediente, seguía sufriendo... Y Jesús preparaba la harina. Y una hostia bellísima hicieron. Y la novia soñaba... Su belleza brilló ante el altar, y los ángeles vinieron a verla, Y Jesús y su gloria bajaron y en la misa se unieron a ella. Y María, la Madre, gozaba... Y la esposa decía al Cordero: Ahora sí, que te amo con toda mi alma. Ahora sí, porque Tú eres mi cielo. Y Jesús la abrazaba en su pecho y con voz melodiosa le decía muy quedo: Yo quería que fueras mi esposa y anhelaba tenerte en mi cielo. Pero escucha, mi amor, a mis brazos, sólo pueden llegarse los niños, y quienes siempre obedecen sin miedo y siguen mis huellas ¡sufriendo! Un saludo cordial en Jesús Eucaristía, el Amigo que siempre te espera, y en su Madre la Virgen María, Medianera de todas las gracias que bajan del cielo.
José Luis Elizalde
domingo, diciembre 30, 2007
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