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"La naturaleza misma ha hecho del nombre de la madre el más dulce de todos los nombres, y del amor maternal una forma de amor solícito pleno de ternura; de la misma manera el alma piadosa siente vivamente que la palabra es incapaz de expresar cómo arde en María Santísima la llama de un amor benovolente y activo. Porque María es nuestra Madre, no sólo en el plano natural sino a través de Cristo. Ella nos conoce mejor que nadie, Ella ve todo los que nos toca: la ayuda que necesitamos en la vida, los peligros que corremos, las angustias y los males que nos rodean, la dificultad, y sobre todo la batalla que libramos por la salvación de nuestra alma frente al enemigo encarnizado. En todo eso y en todas las pruebas, Ella tiene mejor que nadie el poder y la voluntad de llevarle a sus hijos amados el consuelo, la fuerza y el socorro siempre. Dirijámonos a María, con ánimo y ardor, supliquémosle en nombre de todos los lazos maternales que la unen estrechamente a Jesús y a nosotros, invoquemos con profunda piedad su asistencia a través de la oración que Ella nos ha indicado y que le complace. Así podremos, y con justa razón, reposarnos en seguridad y alegría bajo la protección de la mejor de todas las madres."Papa San León XIII (1810-1903) Carta “El Rosario de María”, 7 de septiembre 1892
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