miércoles, noviembre 14, 2007


El Escapulario del Carmen
Los orígenes de la Orden del Carmen se remontan al Antiguo Testamento, a los Profetas Elías y Eliseo, a sus continuadores los esenios y, en la era cristiana, a los ermitaños que poblaron el Monte Carmelo.
De mano de los Cruzados, la Orden del Carmen se difundió por Europa. Fue en Inglaterra, en el año 1251, donde la Santísima Virgen se apareció a San Simón Stock, a quien entregó el Escapulario como prenda de protección para la Orden y promesa de salvación para quienes muriesen con él

La Virgen María entrega el Escapulario


Simón nació en el año 1165 en el castillo de Hadford, condado de Kent.
Después de haber vivido cerca de veinte años en soledad, la Virgen María le reveló que quería que se uniera a ciertos monjes que vendrían del Monte Carmelo, lo que hizo unos años más tarde.
Como Vicario General de todas las provincias europeas, San Simón tuvo que enfrentar una verdadera tormenta contra los carmelitas, suscitada por el demonio a través de hombres tenidos como celosos de las leyes de la Iglesia, quienes a toda costa querían suprimir la Orden.
Cuando todo parecía perdido, carente de auxilio humano y con el corazón inundado de amargura, San Simón recurrió a la Virgen pidiéndole que fuese propicia para con su Orden tan probada y le diese una señal de alianza.
En la mañana del 16 de Julio de 1251 suplicaba con mayor empeño a la Madre del Carmelo su protección, recitando la bella oración Flos Carmeli por él compuesta.
De repente, “la Virgen se me apareció con un gran cortejo y teniendo en la mano el hábito de la Orden, me dijo:“Recibe, hijo dilectísimo, este Escapulario de tu Orden como señal distintiva y marca del privilegio que yo obtuve para ti y para todos los hijos del Carmelo; es una señal de salvación, una salvaguardia en los peligros, alianza de paz y de protección sempiterna. Quien muera revestido con él será preservado del fuego eterno”.1Esa gracia especialísima fue inmediatamente difundida en los lugares donde los carmelitas estaban establecidos y autenticada por muchos milagros, lo que hizo callar a los adversarios de la Orden que, desde entonces, se multiplicó prodigiosamente.


La Gran Promesa

Cuando la Santísima Virgen prometió que quien muera con el Escapulario será preservado del fuego del infierno, evidentemente no pudo haber querido decir que quien muera en estado de pecado mortal vaya a salvarse.
La Iglesia entiende, lógicamente, que la persona que muere con el Escapulario recibirá de la Virgen María, a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de justicia si está en él o, en caso contrario, la gracia de la conversión y de la perseverancia final.
Fue lo que llevó al Papa Pío XI a afirmar que “aquellos que la desean tener como auxiliar en la hora de la muerte tienen que merecer, en vida, un tan señalado favor, absteniéndose de pecar y trabajando por su honra”.


El Privilegio Sabatino

María Santísima se apareció al que sería el Papa Juan XXII, entonces cardenal en Avignon, Francia, y le prometió una especial asistencia para los que llevasen el Escapulario del Carmen diciendo que los libraría del Purgatorio el primer Sábado después de su muerte.
Esta segunda promesa es conocida como “Privilegio Sabatino” y fue promulgada por dicho Papa en la Bula “Sacaratíssimi uti culmine” del 3 de Marzo de 1322 y confirmada por varios de sus sucesores con su suprema autoridadPara gozar de estos privilegios es necesario que el Escapulario sea impuesto por un sacerdote

No hay comentarios.: