
Tú, la grande e iluste defensora de la Iglesia;
Tú, Auxiliadroa admirable de los cristianos,
¡OH Madre!, defiéndenos de nuestras angustias,
en nuestras luchas y en nuestras necesidades;
líbranos del enemigo
y en la hora de la muerte llévanos al Cielo.
Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario