DAME CALMA, SEÑOR“Dios me creó y me dio la inmensa capacidad de pensar, el don de la mente, que puede captar cosas maravillosas, descubrir misterios infinitos, encontrar respuestas profundas; esa mente que puede hallar el porqué de las cosas, que es capaz de reflexionar, que puede profundizar el secreto de la palabra de Dios.
La mente humana tiene una capacidad infinita, porque fue hecha para extasiarse frente a Dios cuando alcance su luz inefable. Y por eso, en esta vida, nuestra mente es tan inquieta, siempre quiere conocer más, nunca se sacia, nada le basta.
Pero, a veces, este fantástico don nos enferma la existencia. Y parece que los animales fueran más felices que nosotros porque no piensan tantas cosas, porque están liberados de esos pensamientos que a nosotros nos perturban, que nos arruinan la digestión, que nos alteran el ánimo, que nos llenan de temores y de dolor.
Hay momentos en los que usamos mal nuestra mente porque nos anticipamos demasiado a los problemas, porque empezamos a pensar en miles de soluciones antes de que las dificultades aparezcan; o de un pequeño fracaso sacamos conclusiones exageradas que nos quitan el entusiasmo: “¿No será que me convertiré en un fracasado?”.
Otras veces desarrollamos pensamientos que nos convierten en seres amargados, egoístas, resentidos, como cuando tenemos algún problema y, al final, decimos: “Todos son malvados”; “todos quieren hacerme daño”; “no hay que ayudar a los demás, hay que pensar sólo en uno”; “todo es negativo, no vale la pena hacer cosas buenas”.
Esas conclusiones de nuestra mente sólo sirven para arruinarnos la existencia, para envenenar nuestras ganas de vivir, para alejarnos del camino que nos enseña Jesús en el Evangelio. Así, colocamos nuestros pensamientos tontos por encima de la verdad que Dios nos enseña en su Palabra.
Por eso, a veces, hay que entregarle al Señor la propia mente en un momento de oración, para que Él pueda serenarla y purificarla de las ideas negativas y de los pensamientos inútiles que la confunden y la perturban. Te propongo esta oración:
Dios, mi Señor,Tú que eres inteligencia purísima,
Tú que todo lo penetras con tu luz,
entra en mi mente trastornada,… mírala Señor…
Tú puedes ver los pensamientos vanos,
Tú puedes ver los pensamientos vanos,
los razonamientos enfermizos,
las ideas tontas que habitan mi mente,
todas esas consideraciones torcidas
que no me han ayudado a ser feliz,
que me han alegado del camino del amor y de la entrega.
Y Tú sabes bien que las cosas que realmente creo
Y Tú sabes bien que las cosas que realmente creo
en lo secreto de mi mente,
no siempre son las cosas bonitas que digo con la boca.
Por eso te ruego, Señor,
Por eso te ruego, Señor,
toca mi mente con tu claridad, sánala,
libérala de los pensamientos inútiles.
No permitas que gaste mi capacidad de pensar
en cuestiones que sólo alimentan el cansancio,
la pena, el desencanto.
Llena mi mente de ideas positivas,
Llena mi mente de ideas positivas,
dale esas luces que me sirven
para mejorar este mundo,
para cambiar algo,para embellecer la vida.
Bendice mi mente con una sana creatividad,
Bendice mi mente con una sana creatividad,
para que pueda hacer del mundo que me rodea,
un lugar mejor.
Pero también, ilumíname para que mi mente
Pero también, ilumíname para que mi mente
pueda alegrarse descubriendo las cosas buenas
que Tú haces en los demás,
contemplando todas las cosas valiosas que
Tú siembras en el mundo.
Pacifica mi mente, Señor,
Pacifica mi mente, Señor,
libérala de todo lo que la perturba,
sánala de todo lo que sea falso, oscuro,
negativo, inúndala con tu verdad.
Llévate todo pensamiento inútil y
derrama tu paz en mi mente, Dios de Luz.
Amén”.
Amén”.
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