El Viernes Santo es uno de los principales días de la liturgia cristiana, pues en él se conmemora la muerte de Cristo en la cruz.
Características
En los oficios del día se conmemora de una manera sobria y solemne la Pasión de Cristo. Se lee el relato completo de la Pasión según San Juan, con tres lectores (como el Domingo de Ramos): el sacerdote que preside hace de Jesús, otro lector (llamado Sanedrín) lee las partes de los demás personajes y un tercero (llamado Cronista) hará de narrador. Luego tienen lugar las peticiones, hechas hoy de manera solemne por la Iglesia, el Papa, los clérigos, fieles, gobernantes e incluso por los no católicos, los judíos y los ateos. Después tiene lugar la Adoración del Árbol de la Cruz, en la cual se descubre en tres etapas el crucifijo para la veneración de todos. Terminada esta parte, se procede a distribuir la Comunión a los fieles con las Hostias reservadas en el monumento el día anterior (Jueves Santo). Además de esta liturgia, se realiza en muchos lugares el Vía crucis (literalmente el camino de la Cruz), siguiendo los pasos de Jesús camino a su muerte. El Viernes y el Sábado Santos son los únicos días del calendario litúrgico católico donde no se celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor. Este día es la fiesta más importante del calendario protestante.
En toda España se celebra con multitud de procesiones, sobre todo de crucificados, algunos de ellos de gran valor artístico. Algunas de ellas presentan un relato bastante completo de la Pasión de Cristo, como la Procesión General de la Pasión del Redentor de Valladolid.
Costumbres
En Latinoamérica y Filipinas las procesiones de Viernes Santo son tan populares como en España. Muchos de los elementos de Viernes Santo, con inclusión del Via Crucis, se han conservado. Siguiendo con lo que manda la Iglesia, los fieles ayunan y se abstienen de carnes rojas, pollo, inclusive es preferible no comer pescado.[1]
viernes, abril 06, 2007
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