viernes, marzo 09, 2007

LA CUARESMA

LA CUARESMA, TIEMPO PARA ENCONTRAR EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA


Ángelus, Domingo 05 de marzo de 2006

¡Queridos hermanos y hermanas!

El miércoles pasado comenzamos la Cuaresma y hoy celebramos el primer domingo de este tiempo litúrgico, que estimula a los cristianos a comprometerse en un camino de preparación para la Pascua. El Evangelio nos recuerda hoy que Jesús, después de haber sido bautizado en el río Jordán, movido por el Espíritu Santo, que se había posado sobre Él, revelando que era el Cristo, se retiró durante cuarenta días en el desierto de Judá, donde venció las tentaciones de Satanás (Cf. Marcos 1, 12-13). Siguiendo a su Maestro y Señor, también los cristianos entran espiritualmente en el desierto cuaresmal para afrontar junto a Él «el combate contra el espíritu del mal».

La imagen del desierto es una metáfora sumamente elocuente de la condición humana. El libro del Éxodo narra la experiencia del pueblo de Israel que, tras haber salido de Egipto, peregrinó en el desierto del Sinaí durante cuarenta años, antes de llegar a la tierra prometida. Durante ese largo viaje, los judíos experimentaron toda la fuerza y la insistencia del tentador, que les inducía a perder la confianza en el Señor y a volver atrás; pero, al mismo tiempo, gracias a la mediación de Moisés, aprendieron a escuchar la voz del Señor, que les llamaba a convertirse en su pueblo santo. Al meditar en este pasaje de la Biblia, comprendemos que para realizar plenamente la propia vida en la libertad es necesario superar la prueba que comporta la misma libertad, es decir, la tentación. Sólo si se libera de la esclavitud de la mentira y del pecado, la persona, gracias a la obediencia de la fe que le abre a la verdad, encuentra el sentido pleno de su existencia y alcanza la paz, el amor y la alegría. Precisamente por este motivo la Cuaresma constituye un tiempo favorable para una atenta revisión de vida en el recogimiento, en la oración y en la penitencia.

Queridos hermanos y hermanas, mientras os pido que me acompañéis con vuestras oraciones, os aseguro un recuerdo ante el Señor para que la Cuaresma sea para todos los cristianos una ocasión de conversión y de un impulso más valiente hacia la santidad. Invoquemos por esto la maternal intercesión de la Virgen María.

Benedictus XVI

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