lunes, enero 01, 2007

ALFONSO MILAGRO - SU ESPIRITUALIDAD

Amigo Blog comenzamos con la Lección -1- y con dos maestros uno Alfonso Milagro y el Otro Ignacio Larrañaga, y la mirada del Espíritu Santo.
Maria, Madre mía guíame.
"Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan"(Lc.11, 27-28)
No pocas veces la palabra humana ha causado en tí grave daño, la palabra humana que enardeció tu espíritu o soliviantó tu egoísmo o te desvió del recto camino... todo eso se lo debes a los efectos de la humana palabra, esa palabra que por ser humana, es falible, va cargada de pasiones y de discordia entre hermanos.
En cambio ¡qué distinta es la Palabra de Dios!
La Palabra de Dios no solamente dice, sino que también realiza. Dice lo que hace y hace lo que dice. La Palabra de Dios es de por sí eficiente y dinámica, tiende a la realización y si promete, da; si expone, ilumina; si corrige, santifica; si perdona, devuelve la gracia.
La Palabra de Dios es una Palabra sin sonido, pero con eficiencia. Palabra que no se percibe con el oído, pero que se capta con el corazón. Palabra que no se grita, pero que se siente en la intimidad más recóndita de nuestro ser.La palabra de Dios es palabra que no sólo promete, sino que también cumple más de lo que ha prometido, que da y otorga aún mucho más de lo que ha mostrado. Palabra que responde aún antes de ser interrogada o sin necesidad de serlo; Palabra que se dirige más que a tu exterior, a lo interior de tu corazón.
La Palabra de Dios te confortará y alentará, si estás desanimado; te moderará en tu excesivo entusiasmo; te volverá fervoroso y fiel en tus momentos de tibieza o frialdad; te calmará en tus arrebatos, te serenará en tus excitaciones, te infundirá valor en los momentos de miedo, te dará la luz que necesitas para los momentos de duda, te confirmará y te tranquilizará en tus horas de bien y de rectitud, te perdonará cuando caigas, te impulsará cuando permanezcas en el bien. Si la escuchas y la guardas, si la conoces y la vives, te dará la paz y la salvación, porque la Palabra de Dios salva a los que esperan en El.
Palabra de Dios que surge por encima de todos los engaños y falsedades que te rodean. Palabra de Dios que nunca engaña. Palabra de Dios que lleva en sus entrañas la fecundidad de la vida. Ese "oír" la Palabra tiene un sentido enfático que sobrepasa la pura audición, se trata de recibirla, aceptarla y practicarla.
María Santísima profetizó de sí misma que todas las generaciones la proclamarían bienaventurada y esa profecía se ha ido cumpliendo en plenitud a través de los siglos y se seguirá cumpliendo hasta el final de los tiempos.Esto sucederá, tanto porque María fue elegida entre todas las mujeres para ser la Madre del Redentor y adornada con todas las gracias y privilegios que corresponden a la divina maternidad, como porque María, la esclava del Señor, prestó oído atento a la Palabra del Señor y ordenó su vida en conformidad con aquella divina Palabra.
No seas tú una nota discordante en ese gran coral hímnico que canta las glorias de María; canta también tú a la Madre de Dios; cántala, reconociendo sus grandezas y privilegios; cántala, admirándola como llena de gracia con una plenitud que rebasa para los mismos cristianos; cántala, fomentando en tí una sincera y honda devoción hacia Ella; cántala, teniéndola como Madre, honrándola como Madre, invocándola como Madre, amándola como Madre; cántala, teniéndola e invocándola como "vida, dulzura y esperanza nuestra".Y cántala, imitándola en su fidelidad en oír y practicar la palabra de Dios.

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