Dios sea bendito por estas obras de caridad tan admirables que inspira en su Santa Iglesia Católica. Que sigan apareciendo muchas más que se dediquen a los enfermos.
* ¡0h Jesús que sufres!
Haz que hoy, y cada día, sepa yo verte
en la persona de tus enfermos,
y que, ofreciéndoles mis cuidados,
te sirva a Ti.
Haz que, cuan oculto bajo el disfraz poco atrayente
de la ira, del crimen o de la demencia,
sepa reconocerte y decir:
«Jesús que sufres, cuán dulce es servirte.
Dame, Señor esta visión de fe
y mi trabajo jamás será monótono.
Encontraré alegría acunando
las pequeñas veleidades y deseos
de todos los pobres que sufren.
Querido enfermo, me resultas aún más querido
porque representas a Cristo.
¡Qué privilegio se me concede
al poder ocuparme de ti!
¿Oh Dios! Puesto que Tú eres Jesús que sufre,
dígnate ser para mí también
un Jesús paciente, indulgente hacia mis faltas,
que no mira más que mis intenciones
que son de amarte y servirte en las personas
de cada uno de tus hijos que sufren.
Señor, aumenta mi fe.
Bendice mis esfuerzos y mi trabajo,
ahora y siempre».
Madre Teresa de Calcuta
martes, noviembre 21, 2006
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