LA MEDALLA MILAGROSA
El 27 de Noviembre celebramos el día de la Medalla Milagrosa.
Esta advocación tiene su origen en las apariciones de la Santísima Virgen en 1830, a Santa Catalina Labouré, en la "Rue du Bac", casa madre de las novicias de las Hijas de la Caridad, París, Francia.
Las apariciones fueron reconocidas y aprobadas por la Iglesia, y la advocación es muy recomendada.
Santa Catalina Labouré nació en Fain-les-Moutiers, Borgoña, Francia, el 2 de mayo de 1806, en el seno de una familia muy humilde.
A los 24 años de edad ingresó como novicia de las "Hijas de la Caridad", incitada a ello por un sueño que había tenido, donde un sacerdote se lo decía.
Tiempo después reconoció a este sacerdote, era San Vicente de Paul, fundador de la Congregación de las "Hijas de la Caridad".
LAS APARICIONES
La primera aparición tuvo lugar el día 18 de julio de 1830.
Mientras la Santa dormía, un niño, (angel), vestido de blanco, como de cinco o seis años le dijo: "Ve a la capilla que la Virgen María te espera".
En la capilla, el niño le dijo: "Aquí esta la Virgen Bendita".
Catalina cayó de rodillas y puso sus manos sobre el regazo de María. (Ella acompañó siempre la historia de la humanidad con sus apariciones, y cuando el hombre más se alejó de Dios, más se hizo presente Su Madre.)
La Virgen le comunicó tristes acontecimientos que vendrían: "Los tiempos serán muy calamitosos, habrá de llover desgracias sobre Francia, su trono será derribado, el mundo entero será afligido por calamidades de todas clases.
El clero de París tendrá muchas víctimas, morirá el señor Arzobispo, la Santa Cruz será despreciada, el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado y el mundo entero se entristecerá." "Una semana después estalló la revolución en Francia.
En 1870 fue fusilado el Arzobispo Monseñor Darboy y otros sacerdotes."
La segunda aparición ocurrió el sábado 27 de noviembre de 1930, cuando Catalina rezaba en la capilla, la Santísima Virgen se le aparecido sobre un globo que representaba al mundo, y con sus pies pisando una serpiente, y de sus manos salían rayos de luz.
Entorno a Maria se formó un óvalo que rodeó la imagen de la Virgen, y dentro de él apareció la escritura con siguiente: "Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a tí"
Y una voz le dijo a Catalina: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo.
Las personas que la lleven recibirán grandes gracias.
Las gracias serán abundantes para los que la lleven con confianza".
Y también le dijo: "En adelante, ya no me verás, hija mía; pero oirás mi voz en la oración".
La aparición a Santa Catalina está íntimamente relacionada con Lourdes. Santa Bernadette declaró: "la Señora de la Gruta se le apareció tal como estaba representada en la MEDALLA MILAGROSA".
LA MEDALLA La medalla tiene en un lado la imagen de la Virgen con los brazos extendidos, de cuyas manos salen rayos hacia el mundo debajo de sus pies, y la inscripción: "Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a tí"
LA MEDALLA La medalla tiene en un lado la imagen de la Virgen con los brazos extendidos, de cuyas manos salen rayos hacia el mundo debajo de sus pies, y la inscripción: "Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a tí"
Del otro lado la letra M entrelazada con la Cruz, debajo los corazones de Jesús y María; y alrededor doce estrellas.
El corazón de Cristo está coronado de espinas y el de María traspasado por una espada.
DIFUSIÓN RÁPIDA Y PRODIGIOSA
Catalina solo relató estos hechos a su confesor, el Padre Aladel; éste mostró Mucho escepticismo, e invitó a Catalina al silencio y la prudencia.
Pero al ir cumpliéndose las profecías que Sor Catalina le había transmitido, y al ver que ella era la más inculta, humilde y trabajadora de las novicias, el Padre Aladel se fué convenciendo poco a poco.
Y convenció al Sr. Obispo para realizar el cuño de la Medalla e iniciar su difusión en París.
El Arzobispo de París, después de investigar el caso, autorizó la acuñación de la medalla en el año 1832. Y, fueron tantas las bendiciones y milagros acontecidos, que el pueblo la llamaba la "Medalla Milagrosa".
CONVERSIÓN ESPECTACULAR
Su fama se expandió rápidamente por todo el mundo, llamándola el pueblo "Medalla Milagrosa", por los muchos prodigios y milagros acontecidos.
Uno de los más espectaculares y conocidos ocurrió a un conocido banquero y abogado judío, Alfonso Ratisbone.
El señor Ratisbone tenía aversión a los católicos desde que su hermano se convirtió al Catolicismo, y se ordenó sacerdote.
En una de sus muchas discusiones y disputas contra los católicos, le entregaron una Medalla.
El Sr. Ratibone aceptó llevarla puesta sólo para demostrar que no tenía temor de usarla, que eran simples supersticiones, los prodigios a ella atribuidos.
Dos días después, de pura casualidad, esperaba a un amigo al lado de una iglesia, en Roma.
No resistiendo la tentación entra en la iglesia, y allí recibe la aparición de la Virgen, viendo él mismo confirmados estos prodigios.
El Sr. Ratisbone, conmovido por esta aparición, se convirtió al Catolicismo; ingresó en la compañía de Jesús y se ordenó sacerdote.
Fué un enorme trabajador en Tierra Santa, por la causa del Catolicismo.
Convirtió después a cientos de judíos, salvando y recuperando muchas almas.
La popularidad de este hecho, muy famoso en su tiempo, el bautismo y conversión de Alfonso Ratisbone, dió la vuelta al mundo, junto a la imagen de la Medalla Milagrosa, contribuyendo así grandemente al asentamiento definitivo de esta devoción en todo el mundo.
LA SANTA
Santa Catalina nació en 2 de mayo de 1806 en en Fain-les-Moutiers, en la Borgoña francesa, en el seno de una familia muy humilde; eran once hermanos.
Santa Catalina nació en 2 de mayo de 1806 en en Fain-les-Moutiers, en la Borgoña francesa, en el seno de una familia muy humilde; eran once hermanos.
Toda la familia era devota de la Virgen y acudía al templo con frecuencia. Catalina quedo huérfana de madre a los 9 años de edad.
Cuando Maria, su hermana mayor, ingresó en la congregación de las "Hijas de la Caridad", su padre, don Pedro, encargó a Catalina las tareas de la casa.
Ella, cumplidas las tareas diarias, se sumía en el silencio y en la oración y ayunaba los viernes y los sábados.
El 21 de Abril de 1830 ingresó también ella en la Congregación a los 24 años, incitada a ello por un sueño que tuvo a los 18 años: vio a san Vicente de Paúl celebrando misa y le oyó decir: "Ahora huyes de mí, pero un día te sentirás dichosa por ser Hija de la Caridad".
Concluido el primer año de prueba, fue enviada al Hospital-Asilo de Enghien para cuidar el establo y servir a los ancianos; y allí pasó los 46 años siguientes, hasta su muerte, realizando las tareas más humildes, en servicio a los demás.
Santa Catalina Lobouré murió el 31 de diciembre de 1876, con una paz y serenidad que produjeron admiración a las hermanas del asilo de ancianos.
Después de una vida de servicio y dedicación a los demás; muy humilde y servicial, gozaba de la estima general.
Su partida fué muy sentida, tomando participación en su entierro casi todo el pueblo donde se encontraba el asilo.
El pueblo era conscientes de que les dejaba una verdadera santa.
Y solamente después de su muerte, pudo conocer el mundo la identidad de la vidente, la novicia a la que se apareció la Santísima Virgen, originando la devoción a la Medalla Milagrosa, que tanto bien había producido.
SU CUERPO CONTINUA INCORRUPTO
56 años después de la muerte de la santa, en el proceso de beatificación, el Cardenal Verdier hizo abrir su tumba para hacer lo que se llama un "reconocimiento de las reliquias", de la que iban a beatificar.
Para sorpresa de todos, su cuerpo se encontró tal y como se lo había depositado.
El doctor que levantó sus párpados, tras 56 años de estar enterrada, sintió una intensa emoción al descubrir sus magníficos ojos azules, que parecían estar aún con vida.
El cuerpo incorrupto de Sor Catalina fué trasladado a la Casa Madre de las Hijas de la Caridad, en la Rue du Bac, en París, donde se la puede ver, en una urna de vidrio.
Fué beatificada en 1933, y canonizada el 27 de Julio de 1947, por el Papa Pío XII, el cual declaró a toda la Iglesia: "Decretamos y definimos Santa, a la beata Catalina Labouré."
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